Menú
Diana Molineaux

Governator y Julieta

La elección de Arnold Schwarzenegger como gobernador de California ha aproximado más que nunca a los partidos Demócrata y Republicano: el actor nacido en Austria celebró su victoria como gobernador republicano rodeado de los aplausos de la familia Kennedy, probablemente la más representativa de las dinastías demócratas. Era una victoria compartida: sin el apoyo de su mujer Maria Shriver, miembro de la extensa familia Kennedy, le habría sido difícil contrarrestar las acusaciones de acoso sexual o ganar el apoyo de Hollywood, que normalmente sume en el ridículo a cualquier político conservador.

Su matrimonio con María Shriver se parece así más a las alianzas matrimoniales de los monarcas europeos que a la trágica historia de Romeo y Julieta y le permitió decir, con alguna esperanza de poder realizarlo, que quiere ser el gobernador de todos. La opinión generalizada en California es que habrá más cooperación que nunca entre ambos partidos, algo muy conveniente porque su vicegobernador será el demócrata Cruz Bustamante, que no sólo ostentaba este cargo con el gobernador Gray Davis, sino que fue uno de sus 134 rivales en esta campaña.

Una sorpresa en los resultados es que tan solo la mitad de los hispanos votaron para mantener a Davis o por Bustamante, a quienes rechazaron el 44 y el 30% respectivamente, por mucho que ambos recomendaban dar permisos de conducir –el único documento de identidad habitual en Estados Unidos– a los inmigrantes ilegales. Cierto es que los indocumentados no votan, pero muchos suponían que la solidaridad de raza sería dominante. Es un resultado que la Casa Blanca ha de leer con gran satisfacción, pues confirma la teoría de que el voto hispano no es un bloque anclado en el Partido Demócrata. Para Bush, que ha apostado claramente por este sector electoral, puede ser un grupo decisivo en las elecciones del año próximo.

Davis, reelegido hace tan solo un año, tuvo el dudoso honor de convertirse en el primer gobernador de California expulsado de su cargo, algo que los californianos intentaron en vano 31 veces en los últimos 92 años. El fracaso fue espectacular, no tanto en porcentaje, que rondaba el 54-46%, sino por la distribución geográfica, pues tan sólo las zonas costeras alrededor de San Francisco, donde se halla la población más izquierdosa del estado, quiso mantenerlo en la mansión de gobierno.

La gran pregunta que ahora se hacen los estrategas de ambos partidos, es si California volverá a ser un indicador de la orientación del país, o si todo es producto de una anomalía, provocada por la fama del actor nacido en Austria, donde también lo celebraron en su ciudad natal de Graz. Es una cuestión crucial, porque California es el estado más populoso del país y pesa más que cualquier otro en las elecciones presidenciales,difíciles de ganar sin él. También por la gran influencia cultural, que deja su marca en el estado de ánimo y las corrientes políticas

Nadie olvida que el presidente más popular de la postguerra, Ronald Reagan, fue primero gobernador de California, desde donde lanzó una revolución republicana. Schwarzenegger tiene con él en común el carácter “incluyente” de su programa, lejos de las estridencias fundamentalistas o las medidas económicas extremas. En los últimos años, el Partido Republicano ha ido dando más y más espacio a la Derecha Cristiana, con muchos fundamentalistas y con grandes campañas moralizadoras y que representa tal vez la cuarta parte de los votos republicanos, pero los resultados de California podrían volcar el interés en los electores de centro, los famosos “demócratas de Reagan” quien no gobernó con el sermón sino con el populismo.

Entre Reagan y Schwarzenegger también hay grandes diferencias. En especial que Terminator puede convertise en Governator, pero no en Presidente, el único cargo que la constitución norteamericana reserva para los nacidos dentro de Estados Unidos.

En Internacional

    0
    comentarios