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Diana Molineaux

Las muchas guerras de Bush

Mientras el presidente Bush hace malabarismos para mantener la coalición anti-talibán mientras destruye la estructura terrorista asentada en Afganistán, el presidente ve como en su casa van creciendo los frentes internos: al miedo al carbunco se le añaden ahora los nuevos guerreros que quieren ampliar el conflicto bélico y los ciudadanos que se identifican con los "oprimidos" afganos.

Entre la minoría negra hay un 20% en desacuerdo con Bush por motivos que van desde el elevado número de musulmanes hasta la identificación con los fundamentalistas islámicos, simplemente porque critican los valores occidentales de lo que, según las tesis victimistas, también son víctimas los negros, algo que "demuestran" con la lógica aplastante de que hay muchos soldados negros cuyas vidas están en peligro en mayor proporción que de ciudadanos blancos.

Pero los más peligrosos son indudablemente los del "partido de la guerra", que han visto la oportunidad de luchar contra los enemigos de Israel. Son peligrosos por muchas razones: en primer lugar, porque su máximo deseo es extender la guerra a Irak, algo que daría al traste con la frágil coalición que apoya la campaña contra los talibanes. En segundo lugar, porque su objetivo de aislar a Washington de todos los enemigos de Israel enfrentaría a Estados Unidos con mil trescientos millones de musulmanes, lo que agravaría más aún la amenaza terrorista y provocaría una crisis económica difícilmente superable.

En tercer lugar, porque no son grupos marginales sino que, además de formar parte de los poderosos amigos de Israel en EEUU, están colocados en puestos clave de la Administración y de los centros de opinión, lugares que les permiten enviar irritantes mensajes contra Egipto y Arabia Saudita, países moderados que Bush necesita y que el partido de la guerra presenta como obstruccionistas e hipócritas. Finalmente, porque si llegan a la conclusión de que esta guerra no satisfará sus designios, tienen la capacidad de manipular la opinión pública en contra de los sacrificios y del tiempo que Bush ha advertido serán necesarios para ganarla.

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