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EDITORIAL

A pesar de los espejismos, el paro cada vez peor

Ni siquiera el empleo estacional durante los meses de verano consigue maquillar las cifras de destrucción de empleo, que siguen mostrando con tozudez la realidad de que la economía española no sólo no se recupera sino que ni siquiera ha tocado fondo.

Las cifras del paro al cierre del tercer trimestre, que indican una reducción del número de parados en España de 14.100 personas, no son el indicador de una incipiente recuperación económica y el tejido productivo, sino la constatación de que nuestra economía sigue cayendo en picado y la destrucción de empleo continúa a ritmo acelerado. Sólo hay que leer correctamente los datos ofrecidos por la Encuesta de la Población Activa para comprobar que, en realidad, ni siquiera el factor estacional, que tradicionalmente supone un incremento en el empleo, es capaz de frenar el ritmo de destrucción de puestos de trabajo como consecuencia de la política, digamos, económica de José Luis Rodríguez Zapatero.

La clave está en considerar la cifra de la población ocupada, una figura que no deja de reducirse con cada recuento. En concreto en este último trimestre, en que las cifras de parados se han visto reducidas ligerísimamente en números absolutos, la población activa ha disminuido en cuantía mucho mayor –74.800 personas–, situándose en un total de 18.870.000 personas ocupadas, con una destrucción total de empleo en los últimos 12 meses que roza el millón y medio de puestos de trabajo. De hecho y siguiendo el modelo del Ministerio de Economía para eliminar el factor de estacionalidad, el paro no ha disminuido realmente en el último trimestre, sino que ha aumentado en más de 58.000 personas.

Ni siquiera el empleo estacional durante los meses de verano o los coletazos del publicitado Plan E consiguen maquillar las cifras de destrucción de empleo, que siguen mostrando con tozudez la realidad de que la economía española no sólo no se recupera sino que ni siquiera ha tocado fondo.

Hasta el Ministerio de Economía se ha visto forzado a reconocer, por boca de su secretario de Estado, lo preocupante del hecho de que la población activa española se haya reducido por segundo trimestre consecutivo después de ocho años ininterrumpidos de crecimiento. Más grave es aún es el aumento incesante del número de hogares con todos sus miembros en situación de desempleo, que este último año ha crecido en medio millón de personas hasta situarse en 1,13 millones de familias sin ningún tipo de ingreso por rentas del trabajo.

La situación es crítica, pero lo peor es que no se atisba ningún síntoma de recuperación que permita dotar de esperanza a aquellos que han perdido su puesto de trabajo en los últimos tiempos. Al contrario, la destrucción del tejido productivo español continúa agudizándose y el leve paréntesis veraniego, que este año ni siquiera ha sido tal como acabamos de ver, augura un final de año que sin duda supondrá un fuerte deterioro adicional. A finales de 2009 estaremos ante una de las situaciones más dramáticas en materia económica desde el inicio de la democracia, pero Zapatero y Salgado son muy capaces de superar todos los listones del desastre económico. Sus propuestas en el reciente debate presupuestario son, en efecto, la garantía de que la salida de la crisis no es que esté lejos, sino que probablemente no llegue siquiera a vislumbrarse mientras sigamos padeciendo a un Gobierno que pasará a la historia como el responsable de la mayor catástrofe económica de toda nuestra democracia.

En Libre Mercado

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