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EDITORIAL

Andalucía: enmienda a la totalidad al nefasto régimen socialista

Las circunstancias andaluzas exigen una propuesta alternativa poderosa y audaz, como acertadamente ha planteado el líder del PP, Pablo Casado.

La polémica en torno a las declaraciones de Isabel García Tejerina sobre el nivel educativo de los escolares andaluces debería dar paso a la denuncia radical de la catástrofe provocada por el socialismo en Andalucía, después de casi cuatro décadas de poder hegemónico. La región está en el furgón de cola no sólo en materia de enseñanza, también en el resto de medidores relacionados con el bienestar de una sociedad.

En Andalucía, el socialismo desovó hace ya demasiado tiempo un régimen basado en el abuso irrestricto del poder, la compra masiva de votos y la corrupción. Por desgracia, apenas cabe sorprenderse de que el andaluz esté considerado el peor Gobierno regional de Europa, ni de que la UE señale a Andalucía como el mayor foco de corrupción de la Unión.

Las circunstancias andaluzas exigen una propuesta alternativa poderosa y audaz, como acertadamente ha planteado el líder del PP, Pablo Casado. Una región con todos los resortes políticos, mediáticos, económicos y sociales en manos del caciquil PSOE supone un reto formidable que no va a ser superado apelando simplemente a cuestiones de matiz, como parece que pretende el muy mediocre José Manuel Moreno Bonilla, que con frecuencia da la sensación de no creerse ni él mismo el papel que se supone ha de representar.

La situación política de la región, con dos expresidentes procesados y la mayor macrocausa por corrupción de la historia reciente dilucidándose en los tribunales, debe propiciar una enmienda a la totalidad en la próxima cita electoral. El objetivo no puede ser crear otro sistema clientelar, sino, como ha prometido Casado, "abrir puertas y ventanas para que se pueda saber de verdad lo que se ha hecho con el dinero de los andaluces".

El adelanto electoral dictado por la incompetente demagoga Susana Díaz pone a Andalucía ante una nueva oportunidad de sacudirse el yugo socialista. Para ello es necesario que el partido de Casado traslade a los andaluces un mensaje que exponga en toda su crudeza los estragos que ha causado el régimen de Díaz y sus procesados predecesores, así como una estimulante oferta de transformación de una realidad ominosa, lo cual verdaderamente no pasa por competir con los socialistas andaluces en demagogia barata saturada de regionalismo de la peor estofa.

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