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EDITORIAL

Bolivia: algo apesta a cloaca social-podemita del Estado

Los podemitas están en el foco de este sórdido asunto, del que pueden salir muy mal parados. Y con ellos Sánchez, presidente indeseable donde los haya.

Los acontecimientos que rodean la insólita visita de unos diplomáticos españoles a la residencia de la embajadora de México en Bolivia constituyen un gravísimo escándalo que urge esclarecer de inmediato y caiga quien caiga.

El caso implica a cuatro policías encargados de la seguridad de la embajada española en Bolivia, que trataron de acceder al recinto encapuchados y a bordo de sus vehículos para, presumiblemente, ayudar a la huida de varios exaltos cargos del depuesto tirano izquierdista Evo Morales, según han denunciado las autoridades legítimas del país andino. Entre esos capos del chavismo boliviano, acusados de graves delitos que incluyen el terrorismo y refugiados en la legación mexicana, se encuentra Juan Ramón Quintana, exministro de Presidencia con Morales, que otorgó ocho contratos de asesoría a la empresa del siniestro podemita Juan Carlos Monedero por valor de 1,5 millones de euros, según la investigación iniciada por La Paz.

La maniobra, que desprende el hedor de la cloaca social-podemita del Estado, invita a extraer conclusiones a cuál más peligrosa para Pedro Sánchez y su deseado Gobierno chavista-separatista. Así lo ha señalado el delegado ante la comunidad internacional del Gobierno interino de Bolivia, Jorge Quiroga, al afirmar que Sánchez y sus compinches podemitas "deben de estar muertos de miedo" de que salga toda la información de sus manejos con Morales tras la huida de éste a Méjico, luego de que el pueblo boliviano se alzara contra el monumental pucherazo con el que trató de perpetuarse en el poder.

La ministra de Exteriores boliviana, Karen Longaric, ha responsabilizado a Sánchez y su banda (que diría Albert Rivera) de "las acciones del personal de la embajada de España", que "vulneran la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas". "El personal diplomático y de seguridad de la embajada de España en Bolivia no tiene autorización para portar armas de fuego ni usar atuendos que oculten su identidad", ha recordado Longaric, que además ha asegurado que los hechos denunciados "contravienen las más fundamentales prácticas diplomáticas y vulneran el principio de inviolabilidad", por lo que Bolivia los denunciará en las instituciones internacionales de las que forma parte.

En nuestro país, la oposición ha pedido explicaciones a la responsable de Exteriores, Margarita Robles, para que aclare sin demora el alcance de unos hechos inauditos que cubren de ignominia la acción exterior de España, convertida por culpa de Sánchez y su compinches podemarras en valedora de la hez chavista, que tanta ruina y dolor ha llevado a Hispanoamérica.

Los bolivarianos españoles, cuya pituitaria es tan sensible para detectar el tufo de las cloacas del Estado cada vez que se investigan sus turbios manejos, están en el foco de este sórdido asunto, del que pueden salir muy mal parados. Y con ellos Sánchez, presidente indeseable donde los haya, tan en la estela en esto también del infame José Luis Rodríguez Zapatero.

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