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EDITORIAL

Caso Assange: ¿ópera bufa con moraleja?

Assange lo está haciendo tan mal, que parece aconsejado por su peor enemigo. O por su abogado, el condenado Baltasar Garzón.

Julian Assange ha salido este domingo al balcón de la embajada que lo cobija para dar continuidad a su ópera bufa. Sin rubor nos ha contado una pésima película de pérfidos policías ávidos de echarle el guante que finalmente no se salieron con la suya porque el planeta entero andaba mirando. Asimismo, sin vergüenza ha loado a su padrino, el atrabiliario Rafael Correa, liberticida de pro, rabioso depredador de periodistas y dinamitero de las leyes e instituciones del pobre Ecuador.

Assange lo está haciendo tan mal, que parece aconsejado por su peor enemigo. O por su abogado, el condenado Baltasar Garzón Real, expulsado de la carrera judicial en nuestro país por prevaricador, que sin vergüenza anda poniendo en duda la competencia e integridad de los tribunales suecos. Con su pavorosa trayectoria, que incluye la práctica de escuchas ilegales a abogados y personas encarceladas, sus campanudas proclamas justicieras resultan estupefacientes y obscenas.

Previsiblemente, ante este par de histriones, el hacker australiano y el prevaricador español, con sus compinches de la estrafalaria izquierda correísta, el Reino Unido va a emprender una guerra de nervios, desgaste y focos apagados, necesariamente letal para aquellos, tan dados a la histeria y tan obsesionados con las cámaras.

Es grotesco el culebrón londinense, pero ciertamente aleccionador. Y se puede prestar al establecimiento de comparaciones harto interesantes. Por ejemplo, sobre si todos los Gobiernos se manejan igual cuando son objeto de chantaje. Así que no pierdan detalle...

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