Menú
EDITORIAL

Con estos quiere pactar el nuevo PP

Es con estos repugnantes politicastros que insultan a la Guardia Civil dos días después del asesinato de uno de sus miembros con los que se reunirá Zapatero en unos días y a los que quiere acercarse ahora ese "nuevo PP" que propugna Lassalle

Ya hemos podido ver todos cómo son esos nacionalistas con los que todos tienen tantas ganas de pactar. Estando aún caliente el cadáver del guardia civil Juan Manuel Piñel, asesinado por ETA dos días antes, casi en el mismo momento en que su viuda exponía su dolor al pueblo español, el tripartito vasco ha aprobado una moción en la que acusan al Gobierno central de "amparar sin excepción" y de forma "sistemática" a las fuerzas policiales ante las denuncias de torturas de los terroristas; denuncias que, esas sí, los nacionalistas vascos no dudan en amparar en cuanto les ponen un micrófono delante, pese a estar en los manuales de la banda terrorista que los detenidos han de denunciar maltrato sí o sí, lo que debería hacer dudar incluso al más fanático de la versión de los etarras.

De nada han valido los ruegos del PSE, que pedía que cuando menos retrasaran un poco la presentación y aprobación de la moción, para que no resultase tan impresentable y colara durante unos días más la imagen de "unidad de las fuerzas democráticas frente al terrorismo". Los socialistas necesitan esa foto, especialmente cuando gracias al silencio del PP y a las trompetas de sus medios han logrado colar a la opinión pública la especie de que los populares se han avenido al fin al consenso de los partidos democráticos, cuando quienes han cambiado de postura han sido los demás, que han decidido aparcar, aunque sea sólo de momento, sus soflamas en pos de un "final dialogado de la violencia" y de la necesidad de solventar "el conflicto político" que se encontraría detrás de los asesinatos de ETA.

Es con estos repugnantes politicastros que insultan a la Guardia Civil dos días después del asesinato de uno de sus miembros con los que se reunirá Zapatero en unos días y a los que quiere acercarse ahora ese "nuevo PP" que propugna Lassalle con la aquiescencia, suponemos, de Mariano Rajoy. A la vista de esta moción resulta especialmente repulsivo el esfuerzo que están poniendo en Génova para convertir el PP vasco en un nuevo PSE. Ya han dibujado el perfil de María San Gil con los trazos del retrato de Nicolás Redondo Terreros; falta escoger el Patxi López que se apreste a descabalgarla y los Totorika, Rojo y compañía que se vendan por 30 monedas de plata. Candidatos no deberían faltar, pero probablemente no cuenten con la misma anuencia que los socialistas vascos entre sus bases.

De modo que la única forma que tendrían de liderar el partido en el País Vasco sería con un apoyo claro de la dirección nacional. No parece que Rajoy esté ahora mismo por volver a ganarse la confianza de quienes se enfrentan diariamente con los proetarras y quienes políticamente los "amparan sin excepción" y de forma "sistemática". De modo que cabe esperar que, tras un junio búlgaro, en el PP vasco se opte por un liderazgo débil y ajeno a los principios que los han convertido en objeto de admiración de toda España. Si eso sucediera, desaparecían los pocos restos de oposición que quedan en el País Vasco al nacionalismo obligatorio. Esperemos que Rajoy no quiera cargar con semejante cruz de cara a la historia.

En España

    0
    comentarios