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EDITORIAL

Cuba desnuda la cesión de Obama

Si no hay consecuencias, la dictadura cubana seguirá oprimiendo. Obama ha garantizado que no sólo no las habrá, sino que el régimen puede contar con él.

La reacción de la prensa española ante la traición de Obama a los cubanos fue casi unánime. Se trataba de un paso histórico hacia la normalización, que es el eufemismo bajo el que se esconde la idea de tratar a una dictadura criminal como si no fuera una dictadura criminal. El acuerdo entre Obama y Raúl Castro no incluía contrapartidas que protegieran a la oposición democrática en la isla, y las consecuencias no se han hecho esperar. Un acto que consistía en algo tan subversivo como dejar un micrófono abierto para quien quisiera decir algo ha provocado una nueva oleada de detenciones, ante el regocijo de algún estrecho colaborador de Pablo Iglesias y el silencio cómplice de Podemos e Izquierda Unida.

Por lo que se sabe, las conversaciones para que Estados Unidos y Cuba abran embajadas en sus respectivos países continúan, a pesar de este nuevo acto represivo y a pesar de que ni siquiera han sido liberados la escasa cincuentena de presos políticos que la dictadura se comprometió a liberar como parte del acuerdo. Y es que la tiranía de los hermanos Castro ha tomado la concesión de Obama como lo que es: un refuerzo, un apoyo a su política de seguir como siempre, oprimiendo al pueblo cubano. Al fin y al cabo, si obtienen cesiones a cambio de nada, ¿por qué ofrecer algo?

Ciertamente, Estados Unidos mantiene relaciones diplomáticas y comerciales con otras dictaduras como China o Vietnam, pero no con Corea del Norte, por poner sólo ejemplos de tiranías comunistas. Las razones para estas distinciones son eminentemente prácticas: se trata de mantener una postura éticamente correcta allí donde no resulte excesivamente costoso hacerlo. Puede parecer una hipocresía repulsiva, pero aún en ese caso lo razonable sería denunciar las relaciones de EEUU con China y Vietnam, no apoyar que otro país se sume a esa lista sin que existan siquiera razones estratégicas o económicas que lo justifiquen.

Los Castro tan sólo han levantado ligeramente la bota que oprime a los cubanos cuando se han visto forzados a ello por la falta de apoyo económico. Y es que ni siquiera la extrema miseria en la que viven los cubanos puede sostenerse sin donaciones exteriores. Ahora que el subsidio venezolano va a desaparecer, merced a la degradación económica que siempre tiene lugar cuando se opta por el socialismo, hubiera sido el momento de presionar para lograr concesiones. Pero no, Obama ha decidido apostar por sustituir dicho subsidio por los dólares que entrarán en la isla con los viajeros estadounidenses y las demás medidas aprobadas.

Si no hay consecuencias, la dictadura cubana seguirá oprimiendo. Obama ha garantizado que no sólo no las habrá, sino que el régimen puede contar con él para ser premiado por sus abusos. Más oxígeno para los tiranos que terminará ahogando a sus víctimas.

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