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EDITORIAL

El AVE y las prisas de última hora

El portavoz del PP en la Comisión de Fomento, Andrés Ayala, ha venido denunciando desde hace meses los riesgos que entrañaba la falta de realismo del gobierno de Zapatero en su obsesión propagandística de inaugurar a finales de diciembre las líneas AVE

El portavoz del PP en la Comisión de Fomento, Andrés Ayala, ha venido denunciando desde hace meses los riesgos que entrañaba la falta de realismo del Gobierno de Zapatero en su obsesión propagandística de inaugurar a finales de diciembre las líneas AVE que unirán Madrid con Barcelona y Valladolid y a Córdoba con Málaga, cuando tan lejos estaban y están de acabar sus obras de ejecución.

Tanto la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, como el secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, hicieron caso omiso a todas estas advertencias y mantuvieron sus prisas de última hora, por mucho que ello implicara costosas y arriesgadas obras de emergencia, como en el caso de Barcelona, o el despilfarro de efímeras vías de entrada del AVE, que posteriormente se soterrarían, como en el caso de Valladolid. Lo que era inamovible, tanto para la ministra como para su "segundo", era el compromiso electoral de Zapatero de inaugurar dichas líneas el 21, 22 y 23 de diciembre, respectivamente.

Ahora, tras el caos provocado en Barcelona por un deslizamiento de tierras en las obras del AVE, la ministra Magdalena Álvarez tiene la desfachatez de decir que "no había ninguna prisa" por parte del Gobierno y de exigir a la gente "serenidad", ya que se trata de una "obra muy compleja"... y tan compleja; como que era una absoluta irresponsabilidad o un engañoso ejercicio de propaganda fijar esos plazos de inauguración, después de años de haber perdido el tiempo y el dinero en inconstitucionales estatutos soberanistas y en absurdas cuestiones identitarias.

El caso es que, como consecuencia del chapucero y apresurado proceder en estas obras, la consiguiente suspensión de los trenes de cercanías está afectando decenas de miles de usuarios, sumiéndolos en un caos que ya tiene precedentes en los sufridos este verano.

Zapatero ha querido simular ahora sensibilidad y, en un nuevo ejercicio de propaganda, ha solicitado a "petición propia" una comparecencia en el Congreso que, en realidad, ya le habían solicitado de manera urgente PP, CiU y hasta los socios del ejecutivo autonómico, ERC e IU-IpC.

"Con Z de chapuza", como le recrimina el PP catalán, pero también con P de "prisas" o de "propaganda", ZP tendrá que explicar unas actuaciones que ya habían sido acusadas de primar sus compromisos electorales, antes que la seguridad de la gente y el buen funcionamiento de los servicios públicos.

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