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EDITORIAL

El desplome del PSOE y el silencio de Rubalcaba

Ante la crisis económica y el desafío nacionalista que padecemos, nada peor que un Gobierno nacional acomplejado y un PSOE irresponsable y en descomposición.

Tras un año de políticas de recortes del Gobierno del PP, muchos podrían pensar que Patxi López y Patxi Vázquez, si no ganar, tendrían bastante fácil mejorar los desastrosos resultados que el PSOE obtuvo en el País Vasco y Galicia en las elecciones generales de 2012. Lo cierto, sin embargo, es que los socialistas, lejos de iniciar la recuperación, siguen experimentando una auténtica sangría de votos. Así, en Galicia les ha votado un tercio menos de gente que en noviembre del año pasado, mientras que en el País Vasco los 254.101 sufragios que cosecharon en dicha cita electoral se han quedado en 211.939.

Ante tan catastróficos resultados, que han llevado al PSOE a ocupar la tercera posición en el País Vasco y en no pocos centros urbanos de Galicia, como La Coruña o Santiago, tanto López como Vázquez deberían haber presentado su dimisión irrevocable en la misma noche electoral. Esta es la hora, sin embargo, en que ambos siguen aferrados al cargo, como si los resultados electorales no fueran con ellos. De hecho, ha sido el propio Patxi López el encargado de desmentir el rumor que le situaba como senador en Madrid asegurando que "no se plantea" serlo, que se quedará "al frente" del PSE y que incluso pretende presentarse a la reelección en el congreso que se celebrará a principios de 2013.

Si vergonzosa resulta la actitud de ambos dirigentes autonómicos, aun más bochornoso es el clamoroso silencio del líder nacional del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba. Parecía que este martes Rubalcaba iba por fin a comentar los resultados electorales del domingo, pero al final lo ha pospuesto para el miércoles. Y eso gracias a la presión de los periodistas que le han perseguido intentando, vanamente, arrancarle alguna declaración.

Todo parece indicar, en cualquier caso, que Rubalcaba va a dejar las cosas como están; entre otras razones, porque la catarsis y la renovación que requiere el PSOE le afectarían directamente.

El auge de los nacionalismos, que ha hecho perder tantos votantes a los socialistas, es consecuencia de una desvertebración previa del PSOE como partido nacional, que cobró tremenda fuerza con Zapatero y que no ha remitido tras la marcha de éste. Rubalcaba, el ministro más representativo del anterior Gobierno socialista, no puede liderar la renovación del PSOE. Por la misma razón, Vázquez y López son percibidos como representantes de la formación que ha conducido a España a esta formidable crisis económica, institucional y nacional.

No faltarán quienes aleguen que no cabe esperar cambio alguno de envergadura en el PSOE antes de las elecciones catalanas. Pero es que, sin esos cambios, los socialistas están abocados a una nueva catástrofe en dichos comicios.

Ante la crisis económica y el desafío nacionalista que padecemos, nada peor que un Gobierno nacional acomplejado y un PSOE irresponsable y en descomposición. 

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