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EDITORIAL

El hombre más honesto de Andalucía

Éste no es ni mucho meno el primer caso de nepotismo familiar protagonizado por Chaves, pero sí es el primero cuyos datos se conocen fuera de sus círculos de influencia. He ahí la importancia de una prensa libre.

No hace falta ser el hombre más honesto del mundo para no corromperse. Sobra con ser simplemente honesto: respetar la legalidad y poseer unos ciertos valores que excluyan el nepotismo. No es necesario ningún plus de honestidad al que dicta el sentido común.

Aún así, los dirigentes del Partido Socialista parecen empeñados en despejar más allá de cualquier duda razonable las cada vez mayores sombras que giran en torno a la integridad moral de Manuel Chaves. Declaraciones como las de José Antonio Griñán y María Teresa Fernández de la Vega colocando al ex presidente del Gobierno del primero y al vicepresidente del Ejecutivo de la segunda en la posición de andaluz honesto del siglo no dejan de provocar un cierto sonrojo.

La defensa parece más destinada a aburrir por hiperbólica y a frivolizar el caso para restarle gravedad, que a ofrecer una descripción rigurosa del político socialista. Si ya cuesta creer en la integridad y el comportamiento intachable de una persona que haya ocupado durante casi 20 años la presidencia de una administración pública tan importante como la andaluza, conforme se han ido conociendo más datos sobre la subvención a Matsa, creer en su honestidad se convierte más bien en un acto de fe ciega, de admiración y sometimiento al líder.

Recordemos sucintamente los escandalosos hechos: la Junta de Andalucía, presidida por Manuel Chaves, concedió a la empresa Minas de Agua Teñidas SA (Matsa) una subvención de 10,1 millones de euros el 20 de enero de este año. La subvención se aprobó y se incrementó apenas dos meses después de que la compañía nombrara apoderada a Paula Chaves, hija del presidente de la Junta que concedió la inyección pública. El monto de la subvención es aproximadamente 200 veces superior a las ventas (que no los beneficios) de los últimos tres años de la compañía y se entregó a pesar de que diversos informes advertían de que presentaba un "elevado riesgo de impago" y de que hubo que cambiar la normativa para adaptarla a las condiciones de la empresa. De hecho, la conexión entre la Junta y Matsa llegó al extremo de que, dado que el volumen de ingresos de esta última era tan reducido (apenas 53.000 euros en tres años), la Junta le sufragó los 48.000 euros que costaba el estudio de viabilidad preceptivo para conceder la subvención.

Y para terminar de emponzoñar el asunto, el propio Chaves firmó el acta que concedía la subvención a Matsa. Aun en el supuesto de que toda la tramitación de la misma hubiese seguido un proceso cristalino y se ajustara perfectamente a derecho, el presidente andaluz debería haberse inhibido según el artículo 7 de la Ley de Incompatibilidades de Altos Cargos. Pero ni la tramitación fue cristalina ni ajustada a derecho ni, por supuesto, éste se inhibió.

Desde luego cuesta calificar a nadie que se haya visto implicado en este caso de "hombre más honesto de Andalucía". Como mínimo, habría que reconocer algunos problemas estéticos en la operación. Sin embargo, la táctica de los socialistas es otra: hacerse las víctimas y acusar a determinados medios de comunicación de conspirar contra los intereses electorales del PSOE y de ejecutar su particular vendetta contra Chaves por no haberlo podido derrotar en las urnas.

Más bien, lo que sucede es que por primera vez en 20 años Chaves ha abandonado la cobertura de su círculo mediático, al amparo del cual ha ido tejiendo toda la "tela de araña andaluza" (tal y como semanalmente viene denunciando nuestro colaborador Pedro de Tena). Los medios de comunicación nacionales, por muchos problemas que puedan tener, son mucho más autónomos que la mayoría de los andaluces y, precisamente por ello, no van a dejarle pasar una al hombre más honesto de aquella región. Éste no es ni mucho menos el primer caso de nepotismo familiar protagonizado por Chaves, pero sí es el primero cuyos datos se han conocido fuera de sus círculos de influencia. He ahí la importancia de una prensa libre y he ahí el motivo de por qué todos los políticos la quieren domesticar y someter.

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