El polémico apparátchik Miquel Iceta ha conseguido ser reelegido primer secretario del PSC tras imponerse a su viceprimera secretaria, Núria Parlón, en una votación que de todas formas ha confirmado la profunda división del partido.
La reelección de Miquel Iceta, personaje intrigante y estrafalario, de ninguna de las maneras va a hacer las veces de revulsivo para una formación en crisis permanente desde hace ya muchos años, y que le ha llevado desde los 1,2 millones de votos (38% del total) y 52 escaños de 1999, con Pasqual Maragall como candidato, a los 520.000 (13%) y 16 que cosechó el propio Iceta el año pasado.
El PSC es un partido sin norte, comido por las divisiones internas y con una relación harto conflictiva tanto con España como con su partido hermano, el PSOE, al que no da más que quebraderos de cabeza.
Ahora, Miquel Iceta tratará de meter presión al PSOE con su reelección y volverá a lanzar su histérico mensaje de no, no y no a Mariano Rajoy. Pero el PSOE haría bien en desechar tal presión. Iceta ha demostrado que no es la solución ni para su propio PSC, que no es precisamente el socio más leal que imaginarse quepa. Iceta no tiene nada que ofrecer ni proponer. Iceta es un incordio y la viva representación del tremendo fracaso del socialismo filonacionalista en Cataluña.
En Ferraz lo que tienen que hacer es plantearse seriamente de una vez si no ha llegado el momento de afrontar la cuestión PSC, habida cuenta de que la perdedora Parlón tampoco es una potencial aliada confiable. ¿No hay ideas ni coraje para recuperar la Federación Catalana del PSOE y dejar a los icetas y a las parlonas de turno librados a sus solas fuerzas?