Menú
EDITORIAL

El separatismo en Cataluña y la ingobernabilidad en España

El nuevo presidente de la Generalidad, sea Más u otro, relanzará el ilegal desafío separatista con independencia de quién ocupe la Presidencia del Gobierno.

Uno de los grandes errores -o cómodas cobardías- de la política nacional ha sido el de vincular el proceso secesionista catalán a la continuidad de Artur Mas como presidente de la Generalidad, y creer que sólo los votantes de Junts pel Sí (es decir, Convergencia y Esquerra) y la CUP son partidarios de hacer añicos la soberanía del pueblo español, sobre la que descansa todo el ordenamiento jurídico.

Lo cierto, sin embargo, es que el proceso secesionista en Cataluña tiene, desgraciadamente, vida propia (y financiación estatal), con independencia de que Mas sobreviva como presidente o acabe tan políticamente muerto como, desde hace años, lo da cierta prensa madrileña. Y esto así porque las formaciones partidarias del reconocimiento de Cataluña como nación y de que el titular del derecho a decidir deje de ser el conjunto de los ciudadanos españoles no son sólo Junts pel Sí y la CUP, también formaciones como En Comú (Podemos) son abiertamente partidarias de la voladura de España como nación y como Estado de Derecho.

Estas formaciones son todas ellas partidarias de la quiebra de la soberanía nacional, con independencia de que algunas de ellas digan ser partidarias de la unión de Cataluña con las demás "naciones" que, según ellos, conforman el "Estado plurinacional" español. El hecho es que todas estas formaciones ganaron en número de votos y en escaños en las últimas elecciones autonómicas, y aun han tenido mejores resultados en Cataluña en las generales del domingo, a pesar de no presentarse la CUP a las mismas. Por el contrario, las formaciones constitucionalistas (PSOE, Ciudadanos y PP) han empeorado, todas ellas, sus resultados con respecto a las autonómicas.

Así las cosas, dar por muerta la rebelión secesionista en Cataluña por el hecho de que políticamente hablando pueda estarlo el señor Mas es de una ingenuidad sólo comparable a la de quienes daban por detenido el golpe secesionista por el hecho de que se hubiera pronunciado en su contra el Tribunal Constitucional. Esta insuperable muestra de wishful thinking es aun más asombrosa cuando todavía hay posibilidades de que sea el propio Mas el que siga liderando el proceso secesionista, si el preacuerdo alcanzado este martes por la CUP y Junts pel Sí culmina con su investidura.

En cualquier caso, ya sea o no Mas el próximo presidente de la Generalidad, la fortaleza del proceso secesionista siempre ha radicado en la debilidad y pusilanimidad del Gobierno de España. El panorama de ingobernabilidad que ofrecen los resultados de las elecciones generales no mejora las cosas en absoluto. El partido de Pablo Iglesias se ha convertido, no ya en el caballo de Troya del más rancio comunismo, sino en el puntal más poderoso del nacionalismo disgregador en el Congreso de los Diputados. Que este rasgo de Podemos apenas fuese denunciado por el PP, el PSOE y Ciudadanos durante una campaña electoral, y que la más grave crisis que padece España haya sido prácticamente ignorada en los debates electorales, explica el avance de Podemos tanto como los decepcionantes resultados de Ciudadanos,

Lo que es seguro es que el nuevo presidente de la Generalidad, sea Más u otro, relanzará el ilegal desafío separatista, con independencia de quién ocupe la Presidencia del Gobierno. Sólo un pacto contra el separatismo podrá pararlo; siempre y cuando, claro está, este pacto no se limite como hasta ahora a buscar refugio en el TC ni consista en llevar a cabo una reforma constitucional.

Temas

En España

    0
    comentarios