Hasta la fecha, a los empresarios españoles el valor se les suponía... completamente inexistente. Por eso resulta sorprendente y bienvenido el informe con el que la industria del metal ha alertado de las consecuencias perniciosas de la política energética de José Luis Rodríguez Zapatero. Si no lo remedia un milagro, al cierre de la central de Zorita se le sumará durante esta legislatura el de Garoña, la misma a la que acusó Ecologistas en Acción de provocar la aparición de peces mutantes, al más puro estilo de Los Simpson. Es con estas cosas con las que los sandía promueven una fobia irracional a lo nuclear de la que participa el presidente del Gobierno en cuerpo y alma.
Confemetal recuerda en su informe unas cuantas verdades incómodas que los socialistas de todos los partidos se empeñan en negar. La primera, que el clima es variable y está por demostrar la hipótesis de que existe un calentamiento global provocado por las emisiones humanas de dióxido de carbon. Segundo, que aunque la hipótesis se demostrara cierta, el cumplimiento de Kyoto no reduciría la temperatura más que unas centésimas, una cifra inapreciable dentro de la variabilidad anual del clima. La tercera, que cumplirlo supone unos costes que la industria probablemente no pueda asumir. Y cuarto, que el empeño del Gobierno por promocionar unas fuentes energéticas que, hoy por hoy, no pueden proporcionarnos la electricidad que necesitamos consumidores y empresas no hará sino incrementar esos costes para España mucho más que para los demás países desarrollados.
La conclusión de la industria del metal es que si realmente optamos por tomarnos en serio el riesgo de que la hipótesis del calentamiento global resultara cierta, necesitamos apostar por la energía nuclear, algo a lo que se niega en redondo Zapatero, cuya información sobre las necesidades de nuestro país no va más allá de las encuestas de opinión.
No podemos sino aplaudir este informe, que repite punto por punto nuestra postura sobre este asunto, y el valor necesario para publicarlo pese a que resulte políticamente incorrectísimo cantar las verdades del barquero. Se enfrentan a la furia de Narbona, si es que repite, que ya lanzó sus furias inquisidoras contra Endesa por muchísimo menos. Esperemos que no se arredren, y mantengan lo dicho. Por la simple y llana razón de que es verdad, y cuando la verdad es tapada por la propaganda, es más necesario que nunca que se repita por cuantas más voces mejor.
