Como hemos desvelado este lunes, la sede del Ministerio de Sanidad ha sido ocupada por la legión de asesores, expertos en imagen y comunicación que Pablo Iglesias y su lacayo Alberto Garzón acarrean allá donde van, por supuesto con cargo al contribuyente. En plena crisis sanitaria global debido a la expansión del coronavirus, los socios comunistas de Pedro Sánchez empotrados en el Gobierno se dedican a enredar, hacer el mamarracho e incordiar a quienes sí trabajan por el bien común.
En efecto: para hacer sitio a tanto advenedizo sin oficio ni beneficio, se ha expulsado de sus oficinas y despachos a funcionarios de primer nivel en unos momentos en que su labor es más necesaria que nunca para luchar contra la expansión de una epidemia que puede degenerar en pandemia, según han advertido las autoridades sanitarias internacionales.
El desbarajuste provocado en Sanidad por los incompetentes e ignaros Pablo Iglesias y Alberto Garzón delata la grave irresponsabilidad de unos revolucionarios por cuenta ajena que han pasado de montar algaradas callejeras y escraches universitarios a tener mando en plaza nada menos que en el Gobierno de la nación. Es lo que tiene ser antisistema.
Iglesias, Garzón y la cohorte de mantenidos que les rodean no dejan de dar muestras de una bochornosa ignorancia acerca del funcionamiento de la Administración. Dejarles que se comporten como suelen en un ministerio tan importante como el de Sanidad en un momento tan crítico es de una irresponsabilidad pavorosa que puede tener consecuencias muy, muy graves, y de las que por supuesto sería tremendamente responsable Pedro Sánchez.