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EDITORIAL

Golpe en Cataluña: Sánchez se empeña en cometer el mismo error que Rajoy

Sánchez se empecina en el error, ya cometido por Rajoy con ocasión del 1-O, de enviar policias mientras deja en el cargo a los cabecillas del golpe.

Si la sesión celebrada este miércoles en el Parlamento regional de Cataluña ha servido para que el golpista Quim Torra se ratifique en la vía eslovena y para bendecir, bajo el manto de la libertad de expresión, el caos y el terrorismo callejero que los CDR quieren volver a sembrar el próximo viernes 21, con motivo de la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona, el pleno celebrado en el Congreso ha servido como constatación de que el presidente del Gobierno no piensa hacer nada que no sea enviar una dotación de hasta 400 policías nacionales al Principado para contener la carrer borroka.

No es de extrañar que los golpistas le digan a Pedro Sánchez que no vaya a Barcelona si no es para hablar de "amnistía y autodeterminación"; y que Torra, que se negó a acatar la Constitución en su investidura como presidente de la Generalidad, insista en proclamar que sólo debe lealtad "al Parlamento y al pueblo de Cataluña". Lo inaudito es que el Gobierno se empecine en el disparate, ya cometido por Rajoy con ocasión del 1-O, de enviar a Cataluña policías destacados en el resto de España y dejar en sus puestos a los cabecillas del golpe... ¡y a los Mozos de Escuadra a las órdenes de los propios golpistas!

No hay reproche que hacer al empleo de la fuerza para imponer el imperio de la ley, ya sea ante consultas secesionistas como las del 9-N y el 1-O o para impedir una jornada de disturbios callejeros alentados por una Administración que lleva en abierta y tolerada rebeldía desde el año 2012. Pero lo que resulta un esperpéntico disparate, al tiempo que un monumental acto de hipocresía, es que se deje que unos golpistas dirijan la voladura del orden constitucional desde las propias instituciones del Estado, y con 17.000 hombres armados a sus órdenes, al tiempo que se envían fuerzas policiales del resto de España para impedir una ilegal consulta secesionista como la celebrada hace poco más de un año o una jornada de disturbios callejeros como la que se ha anunciado para la semana que viene.

Lo peor de todo es que ese despliegue policial está condenado a cosechar los mismos frutos que el realizado el 1-O. Y esto es así porque tanto si los policías reprimen con contundencia a los manifestantes como si se limitan a desearles amablemente una feliz jornada de libertad de expresión, el Gobierno golpista de Torra se marcará un tanto, bien explotando internacionalmente la brutal represión del Estado español, bien celebrando el éxito de la protesta civil por la falta de independencia de Cataluña. De hecho, puede ser que los golpistas tengan éxito y apenas impedimentos a la hora de sembrar el caos el 21-D y no por ello dejen de tirar de falsario victimismo. Eso es precisamente lo que hicieron el 1-O, cuando perpetraron una tan tóxica como exitosa campaña agitprop internacional contra España.

Por eso es encomiable queuna institución como FAES, escindida del PP en tiempos de Rajoy, critique abiertamente la falsa e hipócrita solución policial propuesta por Pedro Sánchez, y que tanto Pablo Casado como Albert Rivera hayan dicho en sede parlamentaria que la solución debe empezar por la completa e indefinida intervención de la Generalidad y por la inmediata celebración de elecciones generales.

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