Las tremendas tormentas registradas en los últimos días han provocado seis muertes y abultadísimas pérdidas materiales, aún por cuantificar. La Depresión Aislada a Niveles Altos (DANA) ha arrasado vastas zonas del Sureste, especialmente en las provincias de Alicante y Murcia, donde miles de personas tuvieron que ser evacuadas para evitar las peores consecuencias de unas lluvias torrenciales que desbordaron ramblas, diques y el cauce del río Segura.
La terrible virulencia de esta gota fría ha obligado a la movilización de miles de efectivos de Protección Civil y del Ejército, gracias a cuya profesionalidad y espíritu de sacrificio no ha habido que lamentar males aún mayores. Ahora bien, esta DANA formidable debe servir para la reflexión; para examinar concienzudamente de qué manera se trabaja para hacer frente a estos fenómenos por otra parte habituales en el Levante.
Y lo cierto es que las sobrecogedoras imágenes que han saturado los medios y las redes revelan que hay mucho que mejorar. Piénsese en las enormes acumulaciones de cañales y material de arrastre en los cauces, que han atorado el curso normal del río en numerosos tramos y contribuido a su desbordamiento. Sin prejuzgar la influencia que ello haya tenido en lo sucedido, lo cierto es que una limpieza a fondo de todas las torrenteras susceptibles de verse afectadas por una gota fría otoñal es una labor de prevención elemental que, como denuncian muchos vecinos, no en todos los casos se ha llevado a cabo con rigor y puntualidad.
Eso es lo que debería estar analizando el Gobierno y demandando la oposición. En cambio, Pedro Sánchez sobrevoló la zona en helicóptero con sus típicas poses improcedentes, y los dirigentes de los demás partidos fueron a buscar también su hueco en los reportajes fotográficos de los medios de comunicación.
Nada de eso ayuda a los afectados ni contribuye a evitar nuevas desgracias. Es evidente que el riesgo cero no existe y que la gota fría es un fenómeno atmosférico que se va a seguir produciendo, con mayor o menor intensidad. Pero lo que se espera de los dirigentes políticos no es que compitan por salir en la foto, sino que pongan todos los recursos necesarios para que las infraestructuras hídricas del Levante estén al final de cada verano en las mejores condiciones posibles. Pónganse ya manos a la obra y estén a la altura de su responsabilidad.