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EDITORIAL

Hay que echar al PSOE de la Junta

En pocas ocasiones una convocatoria electoral responde a una necesidad tan clara: es urgente expulsar al PSOE de la administración que ha corrompido.

En pocas ocasiones una convocatoria electoral responde a una necesidad tan clara: es urgente expulsar al PSOE de la administración que ha corrompido.
Susana Díaz, con Pedro Sánchez | EFE

Este domingo los andaluces están llamados una vez más a elegir a sus representantes en el parlamento autonómico y, con ellos, al gobierno que regirá la Junta en los próximos años. En pocas ocasiones una convocatoria electoral responde, al menos en lo esencial, a una necesidad tan clara y evidente: es urgente expulsar de la administración que ha corrompido hasta la médula al PSOE, un partido que ha protagonizado alguno de los peores casos de corrupción de toda Europa.

Ahí están los EREs, la Faffe y todos los demás casos de gravísimos escándalos que han jalonado la historia de Andalucía en las últimas décadas y que han costado cientos de millones de euros -repetimos: cientos de millones de euros- a los contribuyentes. Pero sobre todo ahí está la aún más terrible tela de araña de corruptelas y clientelismo que el socialismo andaluz ha ido tejiendo durante casi cuarenta años para convertir a toda una región en su cortijo particular.

Una comunidad autónoma que lo tiene todo para ser uno de los principales paraísos de prosperidad en Europa, pero que el socialismo corrupto de estas últimas décadas ha mantenido a la cola del continente, en un estado de permanente precariedad económica que facilita lo único que de verdad ha interesado al PSOE durante todo este tiempo: ocupar el poder y ejercer un control político absoluto.

Es, por tanto, imprescindible echar al PSOE y es urgente hacerlo ya. Además, por primera vez los andaluces tienen en esta ocasión la oportunidad de hacerlo votando hasta a tres fuerzas políticas que se han comprometido a ello: no es fácil, pero el PP, Ciudadanos y VOX están en condiciones -especialmente si se da un aumento en la participación- de lograr formar una mayoría alternativa.

A pesar de que la ley electoral y su ridícula prohibición de publicar encuestas en la última semana de campaña hurtan a los ciudadanos información que podría ser clave a la hora de decidir su voto, los andaluces tienen la oportunidad de elegir cuál de los tres partidos que garantizan ese cambio merece su confianza. Cada uno podrá, pues, decidirse por aquellos representantes que se acerquen más a su ideario, desde el electorado más conservador que podrá confiar en VOX, hasta aquellos que han podido votar al PP o incluso al PSOE en otras ocasiones y ahora confiarán en Ciudadanos, pasando por aquellos a los que el nuevo discurso más liberal y decidido de Pablo Casado haya logrado convencer.

No podemos dejar de hacer una última advertencia, precisamente, a estos tres partidos: si finalmente el cambio es posible pero no se concreta, bien porque no son capaces de ponerse de acuerdo bien porque alguno de ellos se acobarda y prefiere la comodidad de la oposición al riesgo de un pacto que está claro que no será fácil, que tengan muy claro que los votantes no se lo perdonarán nunca. Andalucía ya ha perdido demasiadas oportunidades como para que la estupidez partidista le haga perder una más.

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