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EDITORIAL

Igualdad, un ministerio orwelliano dedicado al agitprop y el caciquismo

El Gobierno se va a gastar nada menos que 20.319 millones de euros en el llamado tercer Plan Estratégico de Igualdad Efectiva entre Hombres y Mujeres.

Pocas muestras más clamorosas de la orwelliana España social-comunista que padecemos que el hecho de que seamos el único país europeo con una legislación claramente vulneradora del principio de no discriminación por razón de sexo –la mal llamada Ley Contra la Violencia de Género, inconstitucional bodrio jurídico que atenta contra la presunción de inocencia y agrava la sanción penal del varón sospechoso de agredir a una mujer– y, al mismo tiempo, el único que dedica un ministerio al principio de igualdad ante la ley.

Las supuestas homólogas de Irene Montero en los otros países de la UE dependen de otros ministerios o tienen más cargos que el de Igualdad; pero es que además se da la circunstancia de que los hombres están excluidos de ese ministerio infame que dice velar, precisamente, por la no discriminación.

No menos bochornoso resulta el colosal despilfarro de dinero del contribuyente que se perpetra con la excusa de velar por un principio que no debería tener otro valedor ni otra salvaguarda que la ley y los tribunales de justicia. Así, el Gobierno se va a gastar nada menos que 20.319 millones de euros en el llamado tercer Plan Estratégico de Igualdad Efectiva entre Hombres y Mujeres, aprobado este martes por el Consejo de Ministros y que estará vigente hasta 2025.

Se trata de una cantidad que casi iguala el presupuesto anual para pagar las prestaciones por desempleo y prácticamente quintuplica la cantidad destinada al Ingreso Mínimo Vital. Ni que decir tiene que los detalles de dicho plan no son más que palabras vacías y que no viene acompañado de memoria económica alguna, por lo que cabe suponer que todo ese dineral se destinará a mantener chiringuitos ideológicos destinados a labores de propaganda y caciquismo. A Montero no le preocupa que la UE, tal y como ha hecho en ocasiones anteriores, le saque los colores al denunciar cómo, mientras su ministerio es de los que más ha crecido presupuestariamente, España es el país en el que más aumenta la tasa de desempleo femenino.

Entre tanto, causa estupefacción y rabia que el supuesto primer partido de la oposición no denuncie esta vasta operación de ingeniería social con que la izquierda sustituye la lucha de clases por la de sexos y mantiene a ingentes cantidades de estómagos agradecidos. Tan vergonzoso como que aún defienda la aberrante y fracasada Ley Contra la Violencia de Género es que el PP todavía participe en el aquelarre feminista del 8-M; como si España fuera Irán o alguno de esos países islamistas o tercermundistas tan del gusto de Podemos, en los que las mujeres están verdadera y humillantemente sojuzgadas.

Si el PP quiere manifestarse el 8-M, que lo haga por la libertad y la igualdad de hombres y mujeres ante las embajadas de los países en que ese principio no se respeta. O mejor, que lo haga para recordar a las víctimas del covid contagiadas en la manifestación de 2020, autorizada con temeridad criminal por un Gobierno que aún no ha tenido la elemental decencia de pedir perdón por ello. Todo lo demás es contribuir a una artera campaña propagandística de la izquierda a la que los partidos situados a la derecha del PSOE sólo están invitados como tontos útiles.

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