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EDITORIAL

La 'abertzalización' de Podemos

A Podemos no le preocupa lo lejos que están de la cárcel los autores de más de trescientos crímenes etarras que siguen impunes.

Está visto que a Podemos no le preocupa lo lejos que están de la cárcel los autores de más de trescientos crímenes etarras que siguen impunes. Tampoco le inquieta lo lejos que están de la cárcel etarras tan sanguinarios como Josu Ternera o Iñaki de Juana Chaos, aunque todo el mundo sepa que sus correligionarios chavistas hospedan a algunos de ellos en Venezuela. A Podemos no le indigna lo lejos que está de cumplirse la Ley de Partidos, supuestamente vigente, como no le preocupa lo lejos que quedan sus promesas de no pactar con los proetarras de Bildu mientras no condenen la violencia.

A Podemos también le da igual lo lejos que están de su tierra natal los centenares de miles de vascos y navarros que tuvieron que marcharse por el terror de la izquierda abertzale, a los que se les prometió falsamente que podrían participar en las elecciones locales y autonómicas de sus respectivos lugares de origen. A Podemos no le hiere lo lejos que queda de un ideal de justicia la masiva excarcelación anticipada de etarras y de violadores con la excusa de una sentencia del Tribunal de Estrasburgo referida exclusivamente a la etarra Inés del Río.

Lo que a Pablo Iglesias le preocupa es la política de dispersión por lo lejos que mantiene a los presos etarras, que él denomina "prisioneros", de su entorno familiar.

Quizá a Pablo Iglesias le quede un poco lejos el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Pero todo el mundo debería recordar que en aras, precisamente, de la reagrupación de los presos etarras la banda terrorista perpetró aquella monstruosidad. La dispersión ha sido una acertada política penitenciaria que sirve para romper la cohesión dentro de una organización criminal, ha sido utilizada en otros países y tiene el beneplácito de las organizaciones europeas que velan por los derechos humanos.

Es cierto que, en algunas lamentables ocasiones, los Gobiernos del PP y del PSOE han reagrupado presos sin estudiar la evolución individual de cada implicado. Pero los errores del pasado no sirven de excusa para la reincidencia. Más aún cuando Iglesias hace referencia a esta política penitenciaria haciendo suyo el discurso etarra no sólo al calificar de "prisioneros" a los criminales encarcelados, también al denigrar la democracia española como si fuera pura continuidad del régimen franquista. Esto es lo que hace Iglesias al denominar "conflicto" al terrorismo etarra, al proponer el mal llamado derecho a decidir como forma de solucionarlo o al fustigar el "régimen" surgido del consenso constitucional del 78.

Quizá Pablo Iglesias comparte la opinión de su correligionaria Manuela Carmena de que el 90% de los presos deberían salir a la calle. Lo cierto es que Iglesias considera que, entre los que "deberían ir saliendo a la cárcel" están los presos etarras. Al escucharle se impone la pregunta de si lo que dice merece o no el aplauso de ETA.

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