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EDITORIAL

La Audiencia Nacional es un peligro para la Justicia

La Audiencia Nacional es un órgano inútil, cuyo cierre es imperativo por razones de eficiencia jurídica y dignidad de la profesión judicial.

El rosario de actuaciones escandalosas protagonizadas por los magistrados de la Audiencia Nacional se ha visto engrosado esta semana con el varapalo asestado por el Tribunal Supremo a su lamentable sentencia sobre el asalto al Parlamento de Cataluña. El Alto Tribunal ha censurado con dureza jurídica y crudeza expresiva la resolución de la Audiencia Nacional que absolvió a los vándalos que protagonizaron el asedio y agredieron a parlamentarios a las puertas del edificio. Los argumentos empleados por los magistrados de la Audiencia fueron tan peregrinos, tan contrarios a derecho y tan sectarios en el plano meramente político que el tribunal de última instancia se ha visto obligado a sancionar esta actitud antijurídica con los términos más tajantes.

Pues bien, no contentos con este recentísimo bochorno jurídico, los miembros de la Audiencia Nacional vuelven a la carga con una pretensión que entra de lleno en un asunto tan sensible como la liberación anticipada de asesinos etarras. A pesar de que el Supremo ya ha dejado sentado que el cumplimiento de penas en las cárceles francesas no puede descontarse de las condenas impuestas por la Justicia española, el pleno de la Audiencia estudiará próximamente la posibilidad de recurrir al Tribunal de Estrasburgo para tener una interpretación distinta con la que seguir poniendo en libertad a algunos de los terroristas más sanguinarios. La liberación del etarra Plazaola, que ha permitido su huida, es fruto de esta interpretación peculiarísima del derecho penal que, en el caso de la Audiencia, suele acabar beneficiando a los criminales y perjudicando a sus víctimas.

La Audiencia Nacional es un tribunal de excepción que tuvo tal vez su razón de ser en los años más duros de la lucha antiterrorista. Con el paso del tiempo acabó convertida en una plataforma para el lucimiento de los jueces estrella, cuya escasa ciencia jurídica y afán de protagonismo acabó eclosionando en casos tan vergonzosos como el del ya exjuez Baltasar Garzón.

En la actualidad, los jueces de la Audiencia Nacional no sólo no están cumpliendo con su cometido fundacional de sostener en el plano jurídico la lucha antiterrorista, sino que son los principales responsables de que los asesinos alivien injustificadamente sus ya livianas sentencias torciendo la aplicación del Derecho lo que sea menester.

Un órgano judicial ajeno a la estructura común en todos los sistemas jurídicos, integrado por jueces que quieren convertirse en legisladores por la vía de los hechos, es un peligro para la Justicia que ningún país puede permitirse. La creación de la Audiencia Nacional ya fue polémica en su día. En la actualidad, convertida en un reducto de jueces sectarios, es un órgano inútil cuyo cierre es imperativo por razones de eficiencia jurídica y dignidad de la profesión judicial.

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