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EDITORIAL

La autodeterminación amenaza la unidad de los socialistas

Nadie tiene claro si el Partido Socialista en Cataluña se opondrá, se abstendrá o se pondrá de parte de Mas cuando convoque la consulta secesionista.

Los catorce diputados del PSC, integrados en el Grupo Parlamentario Socialista del Congreso, han votado finalmente en contra de la proposición no de ley planteada por ERC que reclamaba la transferencia a la Generalidad de las facultades para convocar consultas populares por vía de referéndum.

Aunque Rubalcaba haya querido con esta votación trasmitir una imagen de unidad entre las filas socialistas, lo cierto es que el hecho de que los socialistas catalanes hayan decidido en esta ocasión portarse bien en modo alguno disipa las gravísimas disonancias y tensiones que el desafío secesionista planteado por Mas ha causado y va a seguir causando en las filas socialistas. Recordemos que el mismo partido que este martes ha votado en contra en el Congreso de los Diputados decidió abstenerse en la votación celebrada hace escasas semanas en el Parlamento autonómico. Es más, un dirigente tan destacado del PSC como Ernest Maragall votó a favor de la celebración del referéndum de marras. De hecho, el argumentario y la apelación a la "disciplina de partido" con que los diputados del PSC han justificado este martes su voto negativo, lejos de mostrar un rechazo pleno al proceso rupturista planteado por Mas, traslucían una especie de "quiero pero no puedo"; se han amparado en el hecho de que sería necesario cambiar la Constitución para poder transferir a las autonomías una competencia exclusiva del Estado como la que nos ocupa.

Naturalmente que la autorización para la convocatoria de cualquier consulta popular por vía de referéndum es competencia exclusiva del Estado. Pero, al margen de esto, lo que Mas se dispone a plantear en esa consulta de autodeterminación no es cualquier cosa, sino un ataque frontal contra la unidad y la soberanía de la Nación, base de todo el edificio constitucional.

Dado que Artur Mas, tal y como él mismo ha declarado, está decidido a celebrar ese referéndum secesionista, con o sin autorización o competencia legal, los socialistas van a tener que poner nuevamente a prueba la supuesta solidez de su posición en un futuro no muy lejano. Van a tener, en definitiva, que plantearse si siguen jugando en Cataluña a quién es más nacionalista con CiU, o si quieren ser fieles a un electorado que para nada se define como nacionalista, menos aún como separatista. Eso, o arriesgarse a un proceso de ruptura por el que PSOE y PSC podrían rivalizar en futuros comicios electorales.

Lo que parece innegable es que Artur Mas está decidido a perpetrar un delito de usurpación de atribuciones, tipificado en el artículo 506 del Código Penal, por convocar un referéndum sin tener autorización para ello. Y a estas alturas nadie tiene claro si el Partido Socialista en Cataluña se opondrá, se abstendrá o se pondrá de su parte.

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