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EDITORIAL

La impostura de los barones socialistas

Si no están de acuerdo con los indultos, que hagan algo. Por ejemplo, echar a Sánchez o marcharse.

Una ola de indignación, estupor y malestar recorre el PSOE. Barones territoriales y jarrones chinos se remueven inquietos y rezongan contra los indultos que Pedro Sánchez pretende conceder a los golpistas separatistas para garantizarse su apoyo en lo que queda de legislatura. Como es habitual en estos casos, el manchego Emiliano García Page y el extremeño Guillermo Fernández Vara lideran la manifestación crítica con los designios del despótico Sánchez. De esa coral también forma parte Felipe González, cuyas opiniones son tan tenidas en cuenta por personajes como Ábalos, Lastra y el antedicho Sánchez para hacer exactamente lo contrario.

Censuran que el Gobierno vaya a conceder la medida de gracia a quienes la rechazan y que los golpistas no sólo no hayan dado la más leve muestra de arrepentimiento sino que prometan que lo volverán a hacer. Y temen que la última cacicada sanchista les pueda pasar factura electoral en sus territorios. Esto es en realidad lo que les preocupa, el efecto indulto en su electorado.

Las quejas y lamentos de estos referentes socialistas demuestran hasta qué punto es horrendo lo que planea Sánchez, cuando ni siquiera algunos de sus correligionarios, los que tienen algo de cabeza o personalidad propia, están de acuerdo. Sin embargo, esas exquisitas señales de disgusto no son en absoluto suficientes. Es más, son demagógicas y retratan a quienes las profieren. Si están en desacuerdo con los indultos, no basta con que hagan declaraciones en contra de los separatistas. Deben hacer algo más que expresar su contrariedad. Deben plantar cara al mandarín, activar a sus bases, convocar protestas, amenazar con dimisiones, discutir el liderazgo de Sánchez y cambiar de partido o fundar uno nuevo si es menester.

Ya vale de las típicas declaraciones entre críticas y crípticas, de los sobreentendidos, de la típica cuota discrepante. Cada vez que Sánchez hace una concesión a los nacionalistas catalanes o vascos, cada vez que traiciona los supuestos principios nacionales del PSOE, cada vez que incumple sus promesas en favor de quienes pretenden desballestar España, cada vez que eso ocurre hay un Page o un González que se muestran muy molestos para nada. El presidente del Gobierno siempre se sale con la suya en un teatrillo que incluye las supuestas reticencias de esos barones aparentemente díscolos, quienes, tras hacer sus declaraciones, comulgan disciplinadamente con las ruedas de molino que vengan al caso. Son demasiados años con la misma milonga. Si no están de acuerdo con los indultos, que hagan algo. Por ejemplo, echar a Sánchez o marcharse.

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