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EDITORIAL

Lo que va de Atocha a Boston

La comparación entre cómo se ha gestionado la matanza de Boston y lo que se vivió aquí el 11-M y los días que le siguieron es prácticamente insufrible.

La comparación entre cómo se ha gestionado la matanza de Boston y lo que se vivió aquí el 11-M y los días que le siguieron es prácticamente insufrible.

La resolución del atentado de la maratón de Boston, con la muerte de uno de los autores y la detención del segundo, se ha convertido en toda una lección de las autoridades de EEUU sobre la forma de manejar una crisis terrorista preservando la seguridad de los ciudadanos. Y si la Policía ha cumplido con su deber de manera ejemplar, otro tanto cabe decir de la sociedad norteamericana, que ha seguido a rajatabla las recomendaciones de las autoridades y colaborado en todo momento con las fuerzas de seguridad.

Ahora bien, la captura del menor de los Tsarnaev, acusado de perpetrar la matanza junto a su hermano, no supone el cierre de una investigación que el mismo presidente Obama se ha encargado de dejar claro que va a seguir activa hasta que se descubra el cómo y el porqué de la misma, y, en su caso, si los terroristas contaron con ayuda externa, tal y como creen algunos investigadores. Al Gobierno norteamericano le interesa saber quién es el autor intelectual de esta matanza, y las declaraciones de Obama no dejan lugar a dudas de que van a insistir en esa línea hasta las últimas consecuencias.

La propia génesis de la investigación revela un respeto a los procedimientos que, por desgracia, brilló por su ausencia en la que tuvo por objeto el 11-MNo es sólo que los ciudadanos hayan podido seguir los avances de las pesquisas prácticamente en tiempo real: la forma en que se trataron los escenarios del crimen y la escrupulosa labor de los equipos forenses, que recopilaron todos los materiales relevantes para la investigación, revela la profesionalidad de unos cuerpos policiales para los que un ataque terrorista supone un desafío. La comparación con lo que sucedió en España en aquella terrible fecha y las que le siguieron es prácticamente insufrible.

Con independencia de sus ideas políticas, los ciudadanos norteamericanos han respaldado a sus gobernantes desde el mismo momento en que ocurrió la tragedia, otra diferencia notable con lo que se vio en España hace nueve años. Y para qué hablar de la actitud de los medios de comunicación en uno y otro caso.

Es pronto para saber si las autoridades de EEUU van a conseguir aclarar el atentado de Boston hasta los últimos detalles, pero de lo que nadie duda es de que policías y tribunales están y van a seguir estando al servicio de los ciudadanos. Porque aquella sociedad, al contrario que la nuestra, jamás admitirá que se traicione a las víctimas del terrorismo por una componenda de carácter político. 

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