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EDITORIAL

Los debates de los que prefiere huir Rajoy

El presidente del Gobierno ha vuelto a poner de manifiesto su rechazo frontal a tomar cualquier decisión que suponga algún desgaste político.

En medio de la crisis desatada por la matanza terrorista de París, y mientras las principales cancillerías trabajan para poner en marcha acciones militares contra el Estado Islámico, el presidente del Gobierno ha vuelto a poner de manifiesto su rechazo frontal a tomar cualquier decisión que suponga algún desgaste político.

Rajoy ya demostró el pasado viernes su pánico a significarse en esta batalla contra el terrorismo islamista al negar la participación de España incluso en la tarea de relevar a las tropas francesas que operan en la estabilización del norte de África. Este lunes, el órgano de dirección del Partido Popular ratificó que el inmovilismo va a ser la estrategia del Gobierno, en la confianza de que la negativa a colaborar en la batalla internacional contra el terror le va a beneficiar electoralmente.

El PP asegura que estudiar la respuesta que debe dar España a un desafío internacional de la envergadura del que representa el Estado Islámico es entrar en "debates bizantinos". Por eso sus dirigentes prefieren ir a remolque de la oposición en un tema en el que debería ser el Gobierno quien llevara la iniciativa, haciendo uso de la mayoría absoluta de que goza en las Cortes. Pero el pánico de Rajoy a significarse de alguna manera en asuntos polémicos es tal que, en lugar de discutir con los demás líderes mundiales los términos de la guerra contra el terrorismo islamista, telefonea a Pedro Sánchez para asegurarle que no hará nada hasta que, al menos, pasen las elecciones del 20 de diciembre.

A tenor de la vergonzosa respuesta que gran parte de la sociedad española ha dado tradicionalmente a los desafíos del terrorismo, es probable que la parálisis voluntaria que Rajoy ha impuesto al Gobierno esté beneficiando al PP en las encuestas, o al menos le esté evitando un desgaste notorio. Sin embargo, el Gobierno tiene la responsabilidad de defender los intereses de España también en la escena internacional, especialmente cuando se trata de luchar por la libertad, la democracia y la seguridad de todos.

Rajoy ha abandonado sus obligaciones, pero no por la proximidad de la importante cita electoral del 20-D. Es simplemente su manera de gobernar, como ha demostrado sobradamente en el caso de la amenaza secesionista en Cataluña.

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