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EDITORIAL

Los gerifaltes de Podemos, un hatajo de farsantes

Son una panda de niños de papá que no saben lo que es trabajar y que ni mucho menos viven como predican.

Podemos, el partido que irrumpió en la escena política como el portavoz de la genuina clase trabajadora y de los que nada tienen, la némesis de "la casta", es una formación profundamente liberticida comandada por niños de papá que no saben lo que es trabajar y que ni mucho menos viven como predican.

La desvergüenza y la hipocresía de la banda de Iglesias queda perfectamente reflejada en un personaje como Ramón Espinar, que se las va dando de hijo de obrero proletarizado cuando no ha sido otra cosa que un insolidario oportunista que a las primeras de cambio –con el dinero de su controvertido padre, que no ha tenido nada de obrero y todo de casta de un PSOE corruptísimo­– dio un estupefaciente pelotazo inmobiliario especulando con vivienda pública en evidente perjuicio de tantísimos jóvenes de familias con mucho menos recursos e influencias.

Para qué hablar del becario ful Íñigo Errejón, que apandó fondos públicos de la Universidad de Málaga que, por tanto, no pudieron disfrutar estudiantes más necesitados de esa institución. O de la grotescamente pija Rita Maestre. O de la millonaria de familia Carolina Bescansa. O del propio Pablo Iglesias, que no debe de saber siquiera qué aspecto tiene una oficina, para qué hablar de una fábrica o una mina.

Los cabecillas de Podemos son, en fin, cuña de la misma madera que sus siniestros ídolos, Marx, Lenin, Fidel Castro y por ahí seguido, sujetos despreciables que jamás predicaron con el ejemplo y que siempre cargaron el ominoso fardo de sus revoluciones sangrientas sobre las espaldas de un prójimo del que para nada se sentían próximos, sino siempre superiores.

A este hatajo de farsantes hay que recordarles en todo momento y lugar lo que son, asestarles el espejo y exhibirlos ante la sociedad como contraejemplos especialmente perniciosos.

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