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EDITORIAL

Para qué sirve Podemos

Por el momento sólo ha demostrado ser útil para dos cosas: para que una muy mediocre casta universitaria medre a costa del contribuyente y para que Rajoy se mantenga en el poder.

Podemos es un partido que proclamaba que su presencia en las instituciones no sólo era un paso inaplazable para dar legitimidad al sistema democrático, sino el requisito para que, con su denodado esfuerzo, se solucionasen todos los problemas de "la gente".

Ha pasado el tiempo y ya están en las instituciones, pero ese arrollador trabajo que prometían por los más desfavorecidos brilla por su ausencia. Por el contrario, los neocomunistas se están dedicando, sobre todo, a su propias querellas internas, con un ombliguismo que resulta sonrojante: en las últimas semanas no dedican tiempo, esfuerzo y presencia mediática a otra cosa que no sea la pelea de gallitos Pablo Iglesias-Íñigo Errejón. Sirva como surrealista muestra el espectáculo de la votación sobre cómo será la votación en el próximo congreso de su partido: semanas de mensajes cruzados y descalificaciones han culminado en varios días de recuento con extraños retrasos y resultados casi tan ajustados como los que suele evacuar una asamblea de la CUP.

A lo anterior hay que sumar una ignorancia absoluta de los mínimos rudimentos del trabajo parlamentario, para la que no puede ser excusa la bisoñez de un partido que consiguió decenas de actas de diputado hace un año y que, además, tiene presupuesto de sobra para asesores competentes. Que el popular Ayllón les dé clases para moverse por el Hemiciclo debería avergonzarles; por cierto, que el del PP se habría podido ahorrar el papelón, que a buen seguro habrá sulfurado a gran parte de sus votantes.

Este cuadro patético y dramático lo completan los "Ayuntamientos del cambio", en manos de personajes como Manuela Carmena o el Kichi, que no son capaces siquiera de ejecutar sus propios presupuestos, lo que, pese a ser seguramente una buena noticia para los ciudadanos, no deja de resultar una absoluta vergüenza.

El de Pablo Iglesias se está revelando como un partido enfangado en sus querellas internas, que no es capaz de tener una actividad mínimamente seria en el Congreso y que allí donde detenta el poder exhibe una descomunal incompetencia. Por el momento sólo ha demostrado ser útil para dos cosas: para que una muy mediocre casta universitaria medre a costa del contribuyente y para que Rajoy se mantenga en el poder, pese al rechazo que suscita incluso entre su propio electorado.

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