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EDITORIAL

Podemos: los círculos, ceros a la izquierda

Tampoco en esto Podemos es la solución. También en esto Podemos es un problema.

Podemos se vendió como el partido del pueblo que iba a gobernar para el pueblo y por medio del pueblo. Se proclamaban el partido anticasta por antonomasia; el partido de los ungidos que por fin iban a implantar la democracia en España, tras la larga noche del franquismo y la madrugada postfranquista del régimen del 78.

Desde el minuto uno era mentira. No podía dejar de serlo, habida cuenta de que Podemos es un engendro liberticida creado por admiradores confesos de Lenin, artífice de uno de los regímenes más criminales que haya sufrido jamás la humanidad, el comunismo bolchevique que asoló Rusia y sus satélites durante 70 años.

El excecrable criminal Vladímir Ílich Uliánov, alias Lenin, también se sirvió de la democracia para engañar a los desesperados, a los ingenuos, a los ignorantes y a los estúpidos. En cuanto a su PCUS, se regía por el denominado centralismo democrático, que tenía de democrático lo que las tristemente célebres y felizmente desaparecidas democracias populares: absolutamente nada.

Mediante el uso abusivo de listas plancha y primarias cargadas, el grotesco émulo de Lenin que atiende por el nombre de Pablo Iglesias Turrión está haciendo de Podemos un fortín inexpugnable para él y sus compinches. Los famosos círculos ciudadanos son ahí un muy publicitado cero a la izquierda. Carne de cañón y propaganda. Sorprendentemente, numerosas voces se sorprenden. ¿De qué? ¿Por qué? Aquí no caben la ignorancia ni la ingenuidad como atenuentes o eximentes: a diferencia de lo que sucedió en tiempos de su psicopático referente ruso, el Lenin vallecano sólo puede engañar a quienes quieren ser engañados.

Tampoco en esto Podemos es la solución. También en esto Podemos es un problema. Uno de los más graves a los que se enfrenta España en esta hora especialmente complicada.

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