El PSOE está viviendo el peor momento de su historia reciente. Se merece todo lo que le está pasando, especialmente los formidables batacazos electorales, habida cuenta de su tremenda responsabilidad en la gravísima crisis –económica, social, cultural, nacional– que padecemos. Si todos tenemos que pasarlo mal, el partido de Zapatero, Rubalcaba y compañía debe pasarlo aún peor. Es justo, y necesario que pida perdón.
Que el PSOE, en vez de una tragedia, sea sólo un problema depende del propio PSOE –y, por supuesto, de sus votantes–. Es una cuestión de decisión y coraje. Ante las tragedias nada se puede hacer, en cambio los problemas tienen solución. Y la solución al problema PSOE pasa por más España y más Libertad. Así de simple. Así de claro.
El PSOE necesita practicar la libertad de puertas para adentro y apostar por la libertad en los dominios de la cosa pública. Necesita airear su casa, prohibirse el chanchullismo, la marrullería, el maquiavelismo de baja estofa, el caciquismo, la opacidad, el arribismo..., todo lo que le ha convertido en lo que es, una organización indigna de tal nombre que avergüenza a bastantes propios y a muchos extraños. Y, por supuesto, necesita abrirse a la sociedad, despojarse de los prejuicios de la izquierda más reaccionaria en todos los ámbitos, pero principalmente en los relacionados con la Nación y la economía, y ver en lo que es para por fin ayudar a quienes supuestamente más le interesan, los elementos más débiles de la sociedad.
Qué mejor lugar para poner en práctica la solución España y Libertad que Cataluña, territorio arrasado por los incompetentes, los liberticidas y los enfermos de odio a España. Ahí, el PSOE se la juega. Ahí, veremos si el PSOE quiere ser tragedia o ser problema.