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EDITORIAL

Rajoy debería aplicarse su propia medicina

"¿Por favor, me dejan salir?", les decía Rajoy a los periodistas el miércoles, mientras evitaba contestar a ninguna pregunta. Quizá, efectivamente, haya llegado el momento de dejarlo salir. De la presidencia del PP.

El muy independiente Comité de Derechos y Garantías del PP, es decir, Rajoy, ha expulsado del partido a Ricardo Costa, por el delito de hacer caso de lo que dicen los Estatutos y normas internas del partido, que exigen que sea el Comité Ejecutivo del PPCV quien destituya formalmente a su secretario general. Como este hecho nunca se produjo, Costa pidió que se lo ratificara o se dejara claro cuáles eran sus faltas. Ya lo sabe: su culpa consiste precisamente en pedir públicamente que le expliquen por qué lo han destituido.

En un comunicado enviado a los medios, "el Comité recuerda a todos los militantes su obligación de abstenerse y de hacer manifestaciones o declaraciones que puedan perjudicar la imagen o disciplina interna del Partido y advierte que, de producirse, aplicará los Estatutos del mismo". Una frase que, más que a Costa, parece escrita pensando en la sombra de Gallardón. Porque ha sido Cobo quien ha acusado públicamente a su dirigente regional, en un claro acto de indisciplina interna, de haber montado nada más que una "gestapillo". Hasta el más ciego podría ver que equiparar a un miembro de tu propio partido con los nazis perjudica la imagen del mismo.

¿Cómo puede ser que se cite a Cobo a "declarar" cuando se ha dejado claro que el Comité, es decir, Rajoy, actúa sin necesidad de escuchar a nadie si le place? ¿Por qué sigue sin resolverse la exclusión de Nerea Alzola de las candidaturas a la presidencia del PP de Vizcaya mientras el asunto Costa se ha resuelto en unas horas? Parece claro que tanto Cobo como Gallardón –que ha respaldado públicamente a su sombra– deberían ser sancionados por ese comité si realmente fuera una suerte de tribunal interno y en el PP existiera una "división de poderes" real. Pero resulta evidente que el Comité de Derechos y Garantías es otra máscara en la que ocultar que, al final, el PP es internamente una dictadura tan dura como decida y sea capaz de imponer su líder. Como todos los demás.

En cualquier caso, si nos creyéramos las palabras del comunicado de Génova, no es Cobo quien tendría que estar más preocupado. Hace ya mucho tiempo que la persona que más perjudica la imagen del PP y más daño hace a la disciplina interna es quien tendría la obligación de imponerla, que no es otro que el propio Rajoy. Incapaz de dar un puñetazo encima de la mesa cuando debe darlo, el gallego ha optado finalmente por tomar a destiempo unas medidas que no ha aplicado ni siquiera a su tesorero en funciones, Luis Bárcenas.

Día tras día, la incapacidad de Rajoy para dirigir su partido está provocando que sean los asuntos internos del PP los que copen los titulares, cuando debería ser su inexistente labor de oposición la que inaugurara los telediarios. Y su perenne negativa a ser interrogado por los medios lo está mostrando al país como un cobarde indigno de tener sobre sus hombros el peso de gobernar España. "¿Por favor, me dejan salir?", les decía Rajoy a los periodistas el miércoles, mientras evitaba contestar a ninguna pregunta. Quizá, efectivamente, haya llegado el momento de dejarlo salir. De la presidencia del PP.

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