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EDITORIAL

Rajoy, el escarnio Soria y terceras elecciones

El nombramiento de Soria como ejecutivo del Banco Mundial ha sido el colofón de la patética, ridícula y prescindible sesión de investidura de Mariano Rajoy.

El nombramiento del exministro José Manuel Soria como director ejecutivo del Banco Mundial (BM) ha sido el colofón de la patética, ridícula y prescindible sesión de investidura de Mariano Rajoy. Poco después de que se apagaran los focos de la segunda votación trascendía la obscenidad del flamante puesto al que ha promovido con éxito el Gobierno en funciones a Soria, penúltima encarnación de la mentira en política. Cabe recordar que no fueron sus vinculaciones financieras con Panamá las que precipitaron el cese del ministro, sino su pertinacia en la amnesia, su descaro en la falsedad y los pleitos abiertos en el seno del Consejo de Ministros por las renovables y las concesiones televisivas, entre otros filones.


Desde la perspectiva que ofrece ahora el destino de Soria, cabe interpretar que en el seno del antedicho comité ministerial del PP la batalla fue de una crudeza inenarrable. Mientras Montoro afilaba la daga, De Guindos preparaba una imponente pista de aterrizaje para Soria. Rajoy, por su parte, ponía cara de "José Manuel, sé fuerte". La disciplina partidista y el sepulcral silencio del interfecto habrán favorecido sin duda su magnífica regalía, un cargo-pelotazo con el que el magnánimo presidente en funciones premia a sus fieles, ya sea una embajada en París, una comisaría en la UE o un despacho en la sede central en Washington del BM.


La puerta giratoria de Soria desmiente clamorosamente el arrepentimiento y propósito de enmienda de Rajoy en materia de transparencia, buenas prácticas, moral y corrupción política. En el nombramiento se aprecia cómo Rajoy utiliza el acuerdo con Ciudadanos como papel de excusado y muestra a las claras el valor de su palabra y la necesidad de una regeneración que impida, entre otros muchos escarnios, el del retiro de lujo del exministro.


Con la designación de Soria como director ejecutivo del Banco Mundial, Rajoy no sólo se ríe de Ciudadanos y hasta de su propio electorado, sino que descubre las cartas. Su intención es llevar a España al arrabal de unas terceras elecciones en connivencia con el PSOE, si es que las baronías andaluza y extremeña consiguen atajar la intención de Sánchez de pactar con las formaciones separatistas y dinamitar España desde dentro. Tanto Rajoy como Sánchez están convencidos de que unos terceros comicios les favorecen. Priman el cálculo electoral, los hábitos corruptos, el desparpajo retórico y la irresponsabilidad institucional.

Soria es la cara del primer cartel electoral de las próximas elecciones generales y la prueba de que Rajoy también las quiere porque está convencido de que la impunidad en sus manejos ni le pasó ni le pasará factura en las urnas. De hecho, ya se ha nombrado candidato en el comité del partido.

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