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EDITORIAL

Reforma educativa: no quieren ciudadanos sino borregos

Quieren convertir el sistema educativo en una fábrica de masas ignorantes, adoctrinadas y acríticas.

El empecinamiento del PSOE, en general, y del Gobierno social-comunista de Pedro Sánchez, muy en particular, en envilecer y devaluar la enseñanza parece no tener límites: a partir del curso que viene, y en función del real decreto aprobado este martes por el Consejo de Ministros, los alumnos de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) ya no recibirán calificaciones numéricas ni tendrán exámenes extraordinarios. Pasar de curso ya no dependerá de los suspensos, sino de los profesores. Al margen del rechazo a la cultura del esfuerzo y del trabajo que destila este decreto, que viene a desarrollar lo promulgado por la Lomloe, se plantea un enfoque "menos memorístico" del aprendizaje y "más aplicado y cercano a la vida cotidiana de los jóvenes", por lo que se renuncia al estudio cronológico de la Historia y se hace desaparecer el estudio de la Filosofía. Por el contrario, los alumnos darán "Valores Cívicos y Éticos" y la "Educación para la Ciudadanía" de Jose Luis Rodríguez Zapatero, en las que se les adoctrinará sobre cosas tales como "ecofeminismo", "memoria democrática", "derechos LGTBIQ+" y otras banderas políticas del Gobierno.

Al margen de que la verdadera ética no deja de ser parte de la filosofía dedicada al estudio de la moral, nuestros ignaros gobernantes, que tanto desprecian el "enfoque memorístico" del aprendizaje, parecen desconocer aquella máxima de la escuela platónica según la cual "conocer es recordar". Eso, por no hablar de la célebre advertencia del filósofo George Santayana: "Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo". Aun así, ¿qué sentido tiene esgrimir estas prevenciones filosóficas ante quienes desprecian el estudio de la Filosofía tanto como el de la Historia, que por definición ha de ser cronológico? La única memoria en la que parecen interesados socialistas y comunistas es ese intento sectario y totalitario de reconstruir el pasado en favor de un relato favorable a sus intereses ideológicos.

Ante tamaño atentado contra la educación como medio para formar ciudadanos cultos y críticos y de promoción personal y social, bien está que algún político, como Isabel Díaz Ayuso, se rebele; pero ¿nada tienen que decir las Academias, tanto de la Historia como de las Ciencias Morales y Políticas?

Es dudoso que sólo estemos asistiendo al errado proyecto pedagógico de unos indocumentados. Más bien parecería el plan deliberado de unos gobernantes que quieren masas de votantes maleables y acríticos que sigan dócilmente las directrices del poder. La educación y la cultura son fundamentales. Tal como decía Antonio Gramsci a sus correligionarios comunistas: "Tomen la educación y la cultura y el resto se dará por añadidura". Y eso es, precisamente, lo que persigue el Gobierno social-comunista: sustituir la educación por el adoctrinamiento.

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