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EDITORIAL

Regina Otaola en Libertad

Donde antes ondeaban los retratos de los asesinos etarras ahora lo hacen las tres enseñas que le son propias a Lizarza: la española, la vasca y la municipal.

De todos los políticos que luchan por la libertad en el País Vasco la popular Regina Otaola es quizá la figura más significativa. Alcaldesa contra todo pronóstico de un pequeño pueblo guipuzcoano devastado por el nacionalismo en su rama más criminal, la historia de Regina es un ejemplo de ciudadanía, coraje y convicciones democráticas. Porque, no nos engañemos, aunque los socialistas la ninguneen y los nacionalistas la acusen de provocadora, tomar las riendas de un municipio como Lizarza es cualquier cosa menos fácil.
 
Enclavado en una zona de la provincia donde el nacionalismo radical ha echado raíces profundas, Lizarza es posiblemente la plaza más difícil que un alcalde demócrata defiende en toda España. Desde que tomase posesión el pasado verano Regina Otaola vive bajo permanente amenaza de muerte, es objeto de insultos arrojados en plena calle y su legitimidad como alcaldesa no para de ponerse en duda. A pesar de todas estas dificultades, Regina, guipuzcoana y española a un tiempo, se ha enfrentado con decisión a los que no quieren dejarle hablar, a los que no respetan el resultado de las urnas y ha devuelto la normalidad institucional a un pueblo dominado por el miedo y la barbarie.
 
Valga como muestra la fachada del ayuntamiento que ella preside. Donde antes ondeaban los retratos de los asesinos etarras ahora lo hacen las tres enseñas que le son propias a Lizarza: la española, la vasca y la municipal. Ambas fachadas pueden verse encabezando la bitácora que, desde hoy mismo, Regina Otaola publica en Libertad Digital. Los que admiran a esta eibarresa luchadora y valiente podrán leer las reflexiones de la regidora de Lizarza y comentarlas en absoluta libertad, la misma que tanto falta en la tierra desde la que ella escribe.

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