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EDITORIAL

San Gil y la deriva del PP

Desde estas mismas páginas ya advertimos de "una posible rebelión de quienes no se juegan la vida en el País Vasco para caer precisamente 'simpáticos' a los nacionalistas".

La decisión de María San Gil de abandonar el equipo encargado de redactar la ponencia política para el congreso del PP, por "diferencias de criterio fundamentales" sobre su contenido, no hace sino confirmar la nueva estrategia de acercamiento a los nacionalistas de la que es máximo responsable Mariano Rajoy.

En estas mismas páginas ya indicamos que esa apuesta "suicida y nihilista" de Rajoy sería "la decisión más nefasta que haya tomado el dirigente popular en toda su carrera política", al tiempo que advertimos de "una posible rebelión de quienes no se juegan la vida en el País Vasco para caer precisamente "simpáticos" a los nacionalistas".

Dada su condición de referente moral tanto para sus compañeros de partido como para sus votantes, la decisión de la presidenta del PP vasco supera en trascendencia incluso a los abandonos de Zaplana y Acebes. Esperemos que la catarata de muestras de solidaridad que ya ha recibido la valiente política vasca sirva, sobre todo, para impedir esa deriva acomodaticia, y al tiempo suicida que más que combatir políticamente, pretende adaptarse a la España plurinacional y aconstitucional que impulsa ZP.

Por mucho que el resto de los ponentes corrieran a limar algunos de los aspectos más inadmisibles de la ponencia, la credibilidad que María San Gil es demasiada como para que pueda tener éxito un mero maquillaje de última hora destinado a hacer pasar por exagerada o integrista su justificada discrepancia. Por otra parte, esa nueva postura de acercamiento hacia los nacionalistas contra la que se ha rebelado San Gil fue adelantada por varios medios de comunicación, sin que lo desmintiera –todo lo contrario– ningún dirigente. De hecho, esa deriva ya la delató, entre otros, el propio Rajoy al decir, poco después de las elecciones, que había que "evitar que el PSOE se convierta en refugio de los recelos que pueda provocar el PP en algunos territorios".

En lugar de fijarse en los votantes que el PSOE perdió en beneficio del PP o de UPyD, Rajoy se fijó en el trasvase de voto nacionalista a Zapatero, y en lugar de insistir en convertir al PP en el refugio de los recelos que causa y puede causar aún en mayor medida en el futuro la deriva nacionalista de Zapatero, Rajoy anticipó una estrategia de acercamiento a los nacionalistas que no sólo supone una traición a los principios, sino un estéril y suicida intento de competir con Zapatero en "simpatía" hacia los nacionalistas.

A la falta de consistencia intelectual e ideológica de muchos dirigentes del PP empeñados en caer simpáticos a sus adversarios, se les ha unido, en definitiva, los errores estratégicos de una sociología política típicamente arriolana que considera al electorado como algo fijo y asignado, insensible a la influencia de las ideas cuando se explican con claridad y orgullo. Eso, por no hablar de ciertas élites mediáticas condescendientes al acercamiento del PP al PNV y CiU que ponen más el acento en la divisoria derecha-izquierda que en la que separa a los nacionalistas de los que ni lo son ni quieren ser sus compañeros de viaje.

Esperemos que el desembarco de San Gil, que sobre todo es un alegato moral, sirva para que el PP recupere el rumbo perdido, para que así no tenga que ser el desembarco de los votantes el que provoque esa catarsis que nunca podrá lograr un congreso a la búlgara.

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