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EDITORIAL

Sánchez pone el PSOE a su servicio

El Congreso del PSOE ha sido un éxito de Sánchez y la enésima constatación de que este partido socialista es el principal problema de España.

El cuadragésimo Congreso Federal del PSOE ha tenido lugar en un momento en que el desgaste del Gobierno y el deterioro de la imagen de su presidente son más acusados. Así lo indican las encuestas electorales, que día tras día reflejan un aumento de la ventaja del Partido y preludian un vuelco en las próximas elecciones, que podría ser especialmente acusado si Sánchez se ve obligado a adelantarlas por la pérdida del apoyo parlamentario que le brindan sus actuales aliados separatistas.

Así las cosas, el congreso socialista ha permitido a Sánchez blindarse dentro de su partido, convirtiendo al PSOE en una organización a su servicio y sin espacio para una disidencia interna que, por otra parte, si existe lo es de forma más que marginal.

Los socialistas han aceptado el reto de Sánchez y han aprobado su gestión con un apoyo superior al 94%, para que no queden dudas de que unen los designios del PSOE al futuro político del Secretario General, convertido desde ayer en el líder incuestionable del socialismo español.

Esa imagen de unidad estuvo representada en el escenario con la presencia de Zapatero, Almunia y, sobre todo Felipe González, antecesores de Sánchez en el PSOE. González trató de poner de manifiesto alguna leve crítica escudándose en su condición de vieja gloria socialista, pero su apoyo final al actual secretario general acreditó formalmente a Sánchez como un digno heredero político.

En el terreno ideológico, Sánchez pretende ahora que su proyecto es la quintaesencia de la socialdemocracia y así lo dejó claro a través de numerosas menciones a lo largo de su discurso final. El líder socialista pretende que su Gobierno de coalición con comunistas de estirpe chavista -caso único en la Unión Europea-, apoyado por los herederos de ETA y las fuerzas separatistas que pretenden la secesión violenta del territorio nacional, es el más fiel reflejo de la tradicional socialdemocracia europea. Los asistentes aplaudieron la asombrosa pirueta programática y se dispusieron a ejercer de socialdemócratas avanzados, cuando hace tan solo cuatro años entronizaron a Sánchez como el autor de un giro radical a la izquierda, en contra, precisamente, de la tendencia generalizada en los partidos socialdemócratas europeos, siempre dispuestos a llegar a acuerdos con los partidos conservadores y fuertemente refractarios a cualquier alianza con la izquierda populista.

Sánchez se garantizó ayer el apoyo indiscutible de su partido, lo que le permitirá afrontar con cierta tranquilidad un final de legislatura que puede complicar su futuro político. El socialista sólo acepta el culto al líder de una masa aborregada, cuyo papel se reduce a aplaudir con igual entusiasmo todos los bandazos ideológicos que quiera protagonizar para garantizar su permanencia en el poder. Desde esa perspectiva, el 40 Congreso Federal del PSOE ha sido un éxito de Sánchez y la enésima constatación de que este partido socialista es el principal problema de España y una grave amenaza para su estabilidad institucional.

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