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EDITORIAL

Sánchez y la obsesión izquierdista con Madrid

Sánchez no debería olvidar que es el presidente del Gobierno de todos los españoles, también de los que viven en la comunidad de Madrid y no le votan, ni a él ni a su socio chavista que sueña con convertir la capital en Caracas.

El mitin dominical de Pedro Sánchez tuvo de nuevo una dedicatoria especial para la Comunidad de Madrid, a la que la izquierda resentida, incapaz y cómplice del supremacismo golpista y proterrorista no perdona ser la región más dinámica, abierta y solidaria de España.

Sin vergüenza y para proteger a su compinche comunista Pablo Iglesias, el socialista Sánchez mintió al decir que las CCAA fueron las únicas responsables de la gestión de las residencias de ancianos durante los momentos más duros de la pandemia del coronavirus. Pero no hay manera de apartar el foco del fanático incompetente Iglesias, que tiene una responsabilidad tremenda por lo sucedido en las residencias, cuyos gestores quedaron atados de pies y manos ante el mando único instaurado por el Ejecutivo para luchar más eficazmente –decían– contra el covid-19.

Si bien es cierto que la competencia en dicho ámbito corresponde a las autonomías, no lo es menos que Iglesias se arrogó plenos poderes en plena campaña de lucha contra el coronavirus en estos centros, tal y como él mismo explicó en una rueda de prensa en la que también participó el ministro de Sanidad. ¿Cómo pretendían los socialcomunistas que los hogares de ancianos funcionaran como es debido, si se les bloqueaba toda capacidad de maniobra e incluso se les incautaban las compras de material sanitario para sus trabajadores?

Las autonomías, y muy especial la madrileña, por ser la más golpeada por el virus, han tenido que luchar contra la pandemia con un Gobierno central que, en lugar de estar a su lado, no ha hecho más que pifiarla y ponerles zancadillas. Consumado el desastre, el indeseable Iglesias no hace la menor autocrítica y se vuelca en vilipendiar a las CCAA, a las que él abandonó a su suerte.

Sánchez no debería olvidar que es el presidente del Gobierno de todos los españoles, también de los que viven en la comunidad de Madrid y no le votan, ni a él ni a su socio chavista que sueña con convertir la capital en Caracas. Y, lejos de arremeter contra los madrileños, debería pedirles perdón por su desastrosa y letal gestión de la pandemia, que se ha cobrado decenas de miles de vidas en nuestro país.

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