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EDITORIAL

Un muerto que goza de buena salud

La muerte de Belhadj es tan falsa como la afirmación que refleja la sentencia del 11-M de que otro de los huidos, Mohamed Afalah, llamara el 17 de marzo de 2005 desde Irak a su familia para intentarse despedir antes de inmolarse en un atentado suicida.

"Los muertos que vos matáis gozan de buena salud". Esta conocida frase, erróneamente atribuida al autor del Tenorio, bien se podría dirigir a los autores del oficio de la UCIE que en 2005 daban por muerto a uno de los huidos del 11-M, Mohamed Belhadj, detenido y encarcelado este miércoles en Marruecos. En aquel oficio, remitido al juez del Olmo el 10 de junio de 2005, y que figura en el sumario del 11-M, se daba a conocer al juez "el hecho de la probable muerte" de Belhadj y la de otro de los cuatro huidos, Mohamed Afalah, "en algún tipo de acción violenta, al parecer de carácter suicida, en Irak".

No sabemos en qué se basaba la UCIE para dar por hecho la probable muerte de Belhadj, acusado de haber alquilado el apartamento de Leganés en el que se alojaron siete miembros del comando que supuestamente perpetró la masacre. Tampoco sabemos cómo se les pudo escapar teniendo en cuenta la vigilancia policial a la que estuvo sometido ese apartamento, y que denota una falta de seguimiento del "arrendador" que, a su vez, contrasta con la que –se supone– es necesaria para darle posteriormente por muerto, "en algún tipo de acción violenta, de carácter suicida y en Irak".

En cualquier caso, la muerte de Belhadj es tan falsa como la afirmación que refleja la sentencia del 11-M de que otro de los huidos, Mohamed Afalah, llamara el 17 de marzo de 2005 desde Irak a su familia para intentarse despedir antes de inmolarse en un atentado suicida. Tal y como ha desvelado la sentencia de la Operación Tigris, en esa fecha Afalah estaba todavía en un centro de detención de extranjeros en Turquía, de donde consiguió escapar el 28 de marzo. No sabemos si en el futuro también Afalah aparecerá tan vivo y coleando como Belhadj, o efectivamente está muerto, tal y como con probable antelación adelantó el oficio de la UCIE.

De lo que tampoco cabe duda es de que Rubalcaba faltó hace unos días a la verdad al decir que "ni en el 2004, ni en el 2005, ni en el 2006, ni en el 2007" se supo que otro de los huidos, Daoud Ouhnane, había estado en la casa de Santa Coloma, cuando el hecho, tal y como reveló El Mundo, es que agentes argelinos ya lo habían identificado en el 2006 y la policía se lo comunicó al propio juez del Olmo.

No debemos olvidar, por otra parte, que las propias sentencias de la Audiencia Nacional y del Supremo no determinan qué participación habrían tenido los siete muertos de Leganés en los hechos, puesto que su implicación no se había analizado en el juicio.

En cualquier caso, y volviendo al caso del huido y "probable suicida" ahora detenido, Mohamed Belhadj, esperemos que pueda ser extraditado y juzgado en España, y que no ocurra como Abdelila Hriz que ha sido juzgado y condenado en Marruecos.

Lo que, en cualquier caso, resulta preocupante, son las muchas casualidades y contradicciones que se suman a las gravísimas y recientes declaraciones de Antonio Iglesias, uno de los expertos que participaron en la prueba pericial sobre explosivos ordenada por el tribunal del 11-M, quien afirma contundentemente que en las muestras recogidas en la estación de El Pozo "aparece el retrato robot del Titadyne". La desvelada presencia en ellas de determinados componentes químicos –"convidados de piedra", los llama Iglesias–, cuya presencia elimina la posibilidad de que en los trenes estallara Goma 2 ECO, supone un revés tan demoledor para la sentencia del 11-M, como el que, para el informe de la UCIDE, supone la aparición en buen estado de salud de uno de sus "huidos suicidas".

Lo que, desde luego, todavía no parece que goce de buena salud es la Justicia que merecen las víctimas del 11-M.

En España

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