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EDITORIAL

UPyD, la verdad por delante

Por el bien de la democracia, la libertad, la pluralidad y la unidad de España, confiamos en que UPyD no sea un producto perecedero, pues representa el sentir de muchos votantes defraudados y engañados por los partidos consolidados.

Si algo ha caracterizado la trayectoria de Unidad Progreso y Democracia durante su año de existencia es la coherencia y la honradez con la que ha mantenido sus principios. La defensa del Estado de derecho y de la unidad de España han sido los ejes del discurso de un partido que poco a poco ha pasado de ser un movimiento de protesta contra el nacionalismo a convertirse en una formación política con un programa que apuesta sin complejos por la regeneración del sistema político español.

Asimismo, lo que al principio parecía ser una mera escisión del PSOE se ha ganado la simpatía y el apoyo de votantes de distintas ideologías políticas, unidos por el deseo de frenar el avance del separatismo y de reformar las instituciones del Estado para combatir la partitocracia y los efectos antidemocráticos de algunos de los pactos existentes entre los dos grandes partidos.

Tiene razón la diputada Rosa Díez al criticar la politización de la Justicia y denunciar la desvertebración de la nación, algo que impide la adoptación de políticas eficaces para enfrentarse a la grave crisis económica que padecemos. En este sentido, resulta altamente gratificante que pese a la adscripción socialdemócrata de la mayor parte de la dirigencia de UPyD, este partido no haya dudado a la hora de rechazar la política económica de Rodríguez Zapatero y descalificar algunas de sus promesas electorales, al considerarlas populistas.

El éxito cosechado por UPyD en algunas grandes ciudades españolas como Madrid, zonas en las que existe una gran variedad de medios de información y donde por tanto es más fácil para la población acceder a las propuestas de partidos pequeños, demuestra que el mensaje de Rosa Díez tiene el potencial de calar entre amplios sectores de la población. Los resultados de las últimas encuestas, que conceden a este partido una espectacular subida en la intención de voto, especialmente entre los menores de 45 años, y la captación de apoyos entre antiguos votantes tanto del PSOE como del PP convierten a UPyD en una formación con un futuro prometedor.

Mientras la actual situación política se mantenga, es decir, mientras los socialista sigan entregados a los nacionalistas y el PP continúe con su táctica de la simpatía, consistente en un discurso ambiguo frente a los nacionalistas y en la renuncia a cualquier intento de regeneración democrática, el partido de Rosa Díez seguirá atrayendo a ciudadanos que más allá de su ubicación en la izquierda o la derecha del espectro político, buscan un partido que les diga la verdad y les trate como seres libres, pensantes y responsables.

En su año de existencia UPyD ha optado por el incoformismo y por decir lo que muchos españoles piensan y casi ningún político se atreve a contar, afrontando con valentía y sin complejos las campañas de insultos llevadas a cabo sobre todo desde algunos medios de comunicación cercanos al Gobierno, que han intentado en vano retratar el partido liderado por Rosa Díez como una formación excéntrica, extravagante y extremista. Probablemente UPyD siga creciendo en los próximos años, pues ninguno de los problemas que provocaron su nacimiento ha sido resuelto. Es más, algunos de ellos no han hecho sino agravarse.

En su discurso de hoy, la ex dirigente socialista ha afirmado que aunque su partido tenga fecha de caducidad, las ideas que defienden no. Por el bien de la democracia, la libertad, la pluralidad y la unidad de España, confiamos en que UPyD no sea un producto perecedero, pues representa el sentir de muchos votantes defraudados y engañados por los partidos consolidados. Hay espacio para uno más.

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