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EDITORIAL

¡Váyase, señor Tezanos!

El presidente del CIS no puede arrastrarse por el lodo de la peor política, al servicio del mensaje más burdo del Gobierno y usando graves insultos.

José Félix Tezanos no puede seguir ni un día más ejerciendo como presidente de una institución como el CIS y cobrando un sueldo público. Desde que hace nueve meses llegase a centro sociológico directamente desde la ejecutiva del PSOE, el todavía presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas. ha desprestigiado a esta institución de una forma inédita: la grosería de sus manipulaciones, sus incomprensibles e indefendibles cambios de método y, en suma, su papel como representante del gobierno y no como gestor han provocado que el CIS haya pasado de ser una referencia a ser motivo de chiste cada vez que publica un sondeo.

Pero si todo lo anterior no fuese suficiente, las declaraciones que han aparecido este viernes y en las que compara a PP, Ciudadanos y Vox nada más y nada menos que con el partido nazi deberían ser motivo para más que suficiente para su cese inmediato o, si tuviese un poco de respeto por sí mismo y por la institución que preside, de dimisión.

Tezanos no puede seguir ni un día más porque si algo debe tener el máximo responsable del organismo público que hace las mayores encuestas electorales de España es una apariencia impecable de imparcialidad. El presidente del CIS no puede arrastrarse por el lodo de la peor política, al servicio del mensaje más burdo del Gobierno y encima usando para ello gravísimos insultos, sin ningún respeto por la verdad ni los hechos, porque hasta desde el punto de vista histórico las declaraciones de Tezanos son un disparate.

Lamentablemente, el todavía presidente del CIS no tiene mucho de lo que preocuparse: el impresionante doble rasero de los medios de comunicación españoles le va a proteger y, de hecho, ya le está protegiendo, no en vano eldiario.es ocultó su terrible comparación en el interior de la entrevista eligiendo en su lugar un titular de lo más anodido, y cuando escribimos este editorial la noticia brilla por su ausencia en medios como El País o El Periódico. Tampoco será objeto de acalorados debates en La Sexta ni causará la indignación de los gurús televisivos que tanto nos habrían ilustrado sobre la gravedad de palabras similares si hubiesen sido pronunciadas por un alto cargo del PP.

Más aún, ni siquiera los partidos insultados están reaccionando con la contundencia que merece la ocasión: cuando un cargo público te llama nazi no basta con responder con unas desangeladas declaraciones sin ni tan siquiera comparecer públicamente. La política requiere gestos además de palabras, requiere tomar decisiones y plantear algo más que muestras de indignación vía Twitter.

PP, Ciudadanos y Vox están muy equivocados si creen que peleándose entre ellos por un quítame allá ese voto útil, por los fichajes o por ver quién es la "derechita cobarde" van a poder superar a un PSOE que está usando todos los mecanismos al alcance del Gobierno para imponerse. Si no son capaces de dar una respuesta común ni cuando les llaman nazis probablemente no estamos en las vísperas del cambio sino ante unos años más de Pedro Sánchez. Y eso sería fatal para España.

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