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Eduardo Goligorsky

El lavado de cerebros infantiles

Alguien –los padres, el injustamente acosado ministro Wert, la Unicef o el Tribunal Europeo de Derechos Humanos– debería acudir en auxilio de estos niños.

Alguien –los padres, el injustamente acosado ministro Wert, la Unicef o el Tribunal Europeo de Derechos Humanos– debería acudir en auxilio de estos niños.

El 31 de mayo del 2011 publiqué en Libertad Digital un artículo titulado "Con los niños no se juega" en el que citaba la exhaustiva información, prolijamente documentada, que brinda el profesor Pedro Antonio Heras en su libro La España raptada (Áltera, 2009), para alertar sobre el lavado de cerebro al que son sometidos los niños en Cataluña y el País Vasco para convertirlos en juguetes del entramado secesionista. Explica el autor:

El empeño nacionalista hace de la educación el campo donde concentran sus máximos esfuerzos. Saben que para sostener su visión han de falsificar, adulterar y mentir; pero no se sienten compelidos por las obligaciones ligadas a la razón, la veracidad y la honestidad intelectual. Consideran que la verdad no es necesaria, que sólo lo es la voluntad emocional de construir una nación y lograr la separación y la creación de un estado independiente. Con su mecanismo mental se pone de manifiesto la dificultad de hacer entrar en razón a unas personas que han llegado a unas conclusiones lejos de ésta. Hemos de tomarnos en serio sus mitos ridículos y fantásticos y, aunque nos parezcan incongruentes y absurdos, tenemos que conocer su ideología y su práctica para contrarrestar en la medida de lo posible su acción adoctrinadora, falsificadora y negadora de la realidad.

Despropósitos belicosos

Puesto que siempre me ha indignado que los adultos abusen del prestigio y la autoridad que les confieren los años para engatusar a los niños y adolescentes inexpertos, ya sea en el terreno sexual o en el ideológico, retomé el tema en el artículo "Los retoños del pensil" (LD, 10/10/2012), donde aportaba pruebas de que de aquel anacrónico "Florido Pensil" de la Formación del Espíritu Nacional habían brotado los retoños de la Formación del Espíritu Secesionista. Retoños cuyo origen espurio en el temprano adoctrinamiento sectario reivindicaba complacido Josep Ramoneda (El País, 13/9/2012):

Las nuevas generaciones no tienen nada que ver con las generaciones de la Transición. Carecen de los miedos, las complicidades y los prejuicios que teníamos nosotros. Han sido formadas en la escuela catalana, con unos referentes culturales muy distintos y han asumido con naturalidad la condición de Cataluña como país. Los hijos de quienes llegaron a Cataluña en los años sesenta desde el resto de España nacieron aquí y tienen unos parámetros sentimentales muy distintos. Por eso el independentismo ha crecido en transversalidad social y cultural.

La explotación de esos parámetros emocionales que entusiasman a Ramoneda, y que está acompañada por una radical exclusión de los parámetros racionales de los que el exhumanista hoy converso se desentiende, llegó al paroxismo en el informativo infantil Info K del canal Super3 de la televisión oficial de Cataluña. En un reportaje a niños que participaron, llevados por sus familiares, en la cadena humana del 11 de septiembre, se oyeron falacias inculcadas en la escuela como "Es en 1714 cuando dejamos de ser independientes", o despropósitos belicosos como "España se tendrá que rendir".

El Consell de l'Audiovisual de Catalunya (CAC) resolvió, con el voto de los tres consejeros propuestos por CiU y el del presidente del organismo, que "no se aprecia una vulneración del marco normativo que ampara los derechos de los menores" (LV, 3/10). Los fundamentos de los votos en contra de las dos representantes del PSC y el del PP no figuran en el acta. Pero lo que quedó registrado en el vídeo fue que el resumen final de imágenes, de un minuto y treinta segundos, se convirtió en un alegato militante a favor de la independencia de Cataluña dentro de un programa dedicado al público infantil.

Aquel programa también provocó debates sobre el derecho de los medios a divulgar la opinión política de los menores. Jaume Funes, psicólogo y exadjunto del Síndic de Greuges para la Defensa de los Derechos del Menor, sentenció (LV, 22/9):

No me preocupa lo que diga un joven, son sujetos de derecho y están en un espacio público, pero sí la repetición de eslóganes, las simplificaciones, las respuestas de patrioterismo banal. No pasa nada porque se pronuncien a favor de la independencia, pero me preocupa que el informador no vaya más allá, no pregunte qué significa ser independiente, o qué entienden por patria o nación.

Oratoria demagógica

El que sí tomó en serio el tema de la edad en relación con los derechos políticos fue Norbert Bilbeny. Más preocupado por la ética que por la corrección política, Bilbeny no se recató de discrepar con la decisión del Parlamento catalán de reconocer el derecho de voto a los menores de entre 16 y 18 años. Los municipios catalanes que organizaron la consulta no vinculante sobre la independencia ya habían recurrido -infructuosamente- a esta artimaña para engrosar su magro caudal de papeletas, y hoy los secesionistas se preparan para repetir la tentativa de pucherazo. Pero Bilbeny no se dejó impresionar por la oratoria demagógica y expuso sus buenas razones (LV, 9/8). Si se rebajara la mayoría de edad de los 18 a los 16, previa reforma de la Constitución,

a partir de esa edad los jóvenes podrían también administrar su patrimonio, contratar, conducir, adquirir alcohol y hasta participar en tribunales populares para declarar a un adulto inocente o culpable. La participación es la participación, a las duras y a las maduras. (…) Hay jóvenes muy cabales y hay maduros muy inmaduros. También hay adultos que por limitación funcional no tienen discernimiento y en cambio no se les impide votar. Pero no se trata de pesar la inteligencia. Sino de respetar la importancia del sufragio universal y la seriedad y las consecuencias del derecho al voto, que muchos creemos que no puede ejercer un menor de edad. ¡Salvo que admitamos que a los 16 ya no se es menor de edad! Pero entonces habría que ser mayor de edad… a todos los efectos. ¿Estamos dispuestos a ello?

A medida que pasa el tiempo crece en los círculos del poder autonómico la convicción de que la aventura secesionista desembocaría, si la coronara el éxito, en la fractura de la sociedad catalana, incluidos sus partidos políticos y movimientos sociales; en la fuga de capitales y la quiebra de la economía; y en la ruptura autoinfligida con la ONU, la UE, la OTAN y otros organismos internacionales. Paradójicamente, la certidumbre del fracaso inminente los empuja a ocultar la realidad por temor a la reacción de los engañados, a los que intentan distraer con mayores gestos de desafío. Infortunadamente, las escuelas continúan siendo el escenario de estos desplantes que se saldan con nuevos lavados de cerebro a los niños. Francesc de Carreras alude (LV, 23/11) a la presencia de banderas esteladas en varias escuelas que desobedecieron la orden de retirarlas dictada por la Conselleria de Ensenyament. Visto lo cual, la Conselleria no sancionó a los rebeldes sino que canceló dicha orden. Explica Francesc de Carreras:

A preguntas del grupo parlamentario del PP, [la consejera Irene Rigau] respondió que "hay centros que se muestran más sensibles a determinadas realidades" y, por tanto, hacen demostraciones públicas de sus "posiciones". Naturalmente, las realidades y las posiciones son estar a favor de la independencia de Catalunya. (…) La política se introduce en las aulas y la enseñanza no es, como debería ser, neutral, sino partidista, es decir, en lugar de suministrar conocimientos se adoctrina en una determinada dirección. En una dirección opuesta, pero en el fondo similar, a la de tiempos pasados y no democráticos.

Es incomprensible, en este contexto, la falta de respeto de los secesionistas por su bandera. La exhiben modificada a su antojo, agregándole una estrella blanca sobre fondo azul, o una estrella roja sobre fondo amarillo, o un letrero con el nombre de un emirato feudal y esclavista. Y todos tan panchos, como cuando comercializan a la Moreneta convertida en caganer. Extraños patriotas y creyentes estos que profanan deliberadamente sus símbolos sagrados.

Manipulación chabacana

Para rematar la transformación del tricentenario de 1714 en una apoteosis de la campaña secesionista, el comisario de los festejos, Miquel Calzada, o sea el veterano Mikimoto, trotamundos a costa de TV3 y nuestros bolsillos, no descuida la catequización de los niños ni su manipulación chabacana. Nos informa La Vanguardia (15/11):

Uno de los terrenos a los que se prestará especial atención será el educativo, y por ello se han preparado una serie de actividades para acercar los hechos del 1714 a las escuelas, como la creación de recursos didácticos específicos o la celebración de un encuentro de corales de educación secundaria que interpretarán una pieza titulada justamente 1714, compuesta expresamente para la ocasión. También está prevista una jornada singular el 10 de diciembre, coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos Humanos, en la que desde todas las escuelas se lanzarán simultáneamente miles de cometas con mensajes sobre las libertades y los derechos de las personas y los pueblos, en recuerdo de la prohibición de hacer volar cometas realizada por el gobernador militar de Barcelona en 1775. Y, asimismo, se creará un videojuego del 1714 en el Club Super3 y se habilitará un espacio propio sobre juegos populares del siglo XVIII en la Festa dels Súpers.

Lo dicho: la Formación del Espíritu Nacional sustituida por la Formación del Espíritu Secesionista. Alguien –los padres, el injustamente acosado ministro Wert, la Unicef o el Tribunal Europeo de Derechos Humanos– debería acudir en auxilio de estos niños, obligados a participar como comparsas en una escandalosa movilización retrógrada envuelta en el manto del ridículo.

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