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Eduardo Goligorsky

La guerra de los ectoplasmas

El Gobierno de sanchicomunistas, supremacistas étnicos y etarras hibernados dicta estas leyes-vudú para montar una parodia ficticia de la guerra incivil.

El Gobierno de sanchicomunistas, supremacistas étnicos y etarras hibernados dicta estas leyes-vudú para montar una parodia ficticia de la guerra incivil.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | EFE

Los capitostes del Gobierno sanchicomunista hacen gala de una hostilidad sin cuartel a las instituciones religiosas, a las creencias que estas predican y a sus ceremonias públicas. Su beligerancia no se nutre en las enseñanzas de los pensadores ilustrados y racionalistas de la escuela de Voltaire o Bertrand Russell, de matriz humanista, sino en los dogmas maniqueístas del marxismo-leninismo, trufados de nihilismo incendiario, que forjaron el marco teórico de la barbarie comunista.

Leyes-vudú

Sin embargo, asistimos a una alteración curiosa. Estos personajes, que por coherencia deberían mantenerse fieles, en su vida social y política, a los cánones de un materialismo estricto, se están comportando como devotos de las ramas más esotéricas del espiritismo. Los escaños que ocupan sus acólitos en el Congreso cumplen la misma función que desempeñan para los catecúmenos del espiritismo las mesas de tres patas. Esta vez para invocar las almas en pena de la guerra incivil, que les dictan, como si se los hubiera revelado una tabla ouija, los artículos de las leyes de Memoria Histórica y Memoria Democrática. Es entonces cuando entran en acción los ectoplasmas por iniciativa del brujo chavista José Luis Rodríguez Zapatero.

El ectoplasma es un fenómeno paranormal que alucina a los crédulos en las sesiones de espiritismo. El médium recurre a uno de los trucos propios de su oficio para producir la impresión de que brota de su boca o de otros orificios de su anatomía una nube gelatinosa que puede adquirir consistencia hasta convertirse en un cuerpo. Este es el ectoplasma, en el que se materializa el difunto invocado por el médium. Y es a los ectoplasmas de los protagonistas de la guerra incivil a los que recurren nuestros embaucadores para generar, mediante sus leyes-vudú, un universo ficticio donde pueden desfigurar la Historia para acomodarla a sus intereses bastardos.

Espectáculos morbosos

El sanchicomunismo, consciente de que carece de poderes taumatúrgicos para cambiar el desenlace de la guerra incivil y para resucitar la República trufada de experimentos bolcheviques, anarquistas y secesionistas, optó por apropiarse de los ectoplasmas de quienes militaban en esas facciones para exhibirlos como modelos a las nuevas generaciones ágrafas, ocultándoles, además, que se asesinaban entre ellos con el mismo encarnizamiento con que combatían al franquismo… y al capitalismo, y a la religión, y a la burguesía. Es la guerra de los ectoplasmas que esconden los manuales de adoctrinamiento.

¡Ah, los ectoplasmas! ¡Qué útiles son para montar espectáculos morbosos cuando el cuerpo físico ya se ha reducido a polvo! Francisco Franco murió en su lecho y, como acaba de recordar Gregorio Morán ("Los bomberos pirómanos", Vozpópuli, 24/7), "sus restos fueron homenajeados por millones en sesiones que deberían ser emitidas en seriales televisivos para enseñanza de olvidadizos". Pero en el universo ficticio de los hechiceros marxistas-leninistas todo es posible, y fraguaron un simulacro de victoria póstuma mediante un exorcismo obsceno y un traslado blasfemo de una sepultura monumental a otra plebeya de lo que para los apparatchiks supersticiosos no es más que el ectoplasma residual del dictador. Ahora quieren repetir la aberración con los restos de José Antonio Primo de Rivera. Así es como ganan guerras los cobardes, batiéndose contra ectoplasmas.

Las estamos ganando

Ni Memoria Histórica, ni Memoria Democrática. El Gobierno de sanchicomunistas, supremacistas étnicos y etarras hibernados dicta estas leyes-vudú para montar una parodia ficticia de la guerra incivil, que esta vez cree estar en condiciones de ganar gracias al hábil manejo de los ectoplasmas, propios y ajenos. Llegan tarde. Los ectoplasmas son una patraña del espiritismo y no ganan guerras. Tampoco elecciones. Estas las ganamos los seres de carne y hueso, los ciudadanos libres e iguales.

Las estamos ganando.

PS: El capo mafioso y secretario privado del ya senil Juan Domingo Perón convenció a su jefe de que sus poderes mediúmnicos le permitían transmigrar el ectoplasma del cadáver yacente de Eva Perón al cuerpo presente de su última esposa, María Estela Martínez, Isabelita. La macabra ceremonia se perpetró en la mansión de Puerta de Hierro, en Madrid. El ectoplasma de López Rega estamparía su nihil obstat –si se materializara– al pie de las dos leyes-vudú del sanchicomunismo.

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