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Diario de Verano: Cospedal, mucho brío y pocas nueces

Por favor, señores del PP, no sigan tratándonos como a imbéciles. Y menos, después de impuestos.

Barrunto que la declaración de Cospedal ante Ruz va a tener el mismo efecto que la explicación de Rajoy en el Parlamento: euforizante al principio, indiferente luego y deprimente después, tras constatar que las nubes no se han dispersado sino que cada vez se oscurecen más. Y que, a este paso, en el otoño político que empieza en septiembre van a caer chuzos de punta sobre todo el PP. También, por supuesto, sobre Cospedal.

Es bastante cierto que la secretaria general del PP forzó la salida de Bárcenas, pero, ¿qué salida? ¿El pacto del cuarto de millón de euros al año por mantener la boca callada? Porque lo que ha hecho Cospedal ante el juez es confirmar lo que ya publicó El Mundo según la versión de Bárcenas: la reunión del tesorero, su señora, Rajoy y Arenas para salir de la escena pero quedarse en el forillo de la nómina. Y eso puede interpretarse como los cospedalistas quieren: la estrategia amistosa de Arenas para quitar a Bárcenas ha sido un fracaso. Pero también puede entenderse de una manera más cruda y que Cospedal entenderá perfectamente: como la decisión que toma alguien que no sabe cuál es el grado real de implicación de Rajoy en los líos de Bárcenas. Porque a Arenas se le atribuye casi todo, pero ¿y a Rajoy? ¿Hay alguien capaz de creer que no sabía nada de nada, ni del uno ni del otro, ni siquiera de sí mismo? Porque el afán de exculpar al Manitú monclovita está llegando a extremos tan risibles que ya sólo nos falta leer que cuando se fue Bárcenas del partido, Rajoy hace tiempo que no estaba.

Al final, lo que dice la secretaria general del PP es algo moralmente peor que una trola y políticamente más grave que una mentira en sede parlamentaria. Como sus predecesores Cascos y Arenas, ha declarado ante el juez que no sabía nada de las donaciones al partido, que estaban bajo el control de Lapuerta y Bárcenas. ¿Y alguien puede creerse que durante veinte años largos el PP recibió una enorme cantidad de dinero, que ayudaba a avituallar al partido, cuyo origen desconocían presidentes y secretarios generales y cuyos fines dependían del capricho de los tesoreros? ¿Y era tan acertado ese capricho que los donantes en dinero negro repetían año tras año sus donaciones? Y si tan acertado era el capricho, ¿por qué se empeñó en echar a Bárcenas?

Por favor, señores del PP, no sigan tratándonos como a imbéciles. Y menos, después de impuestos.

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