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Diario de Verano: Obama en Siria: no es una guerra, es un anuncio

Lo que vamos a ver de la guerra de Occidente contra media Siria no es una guerra de verdad, es un anuncio para las legislativas americanas.

Tras dos años de guerra civil, despiadada, enquistada, con territorios casi inconquistables para los dos bandos y con un solo salvajismo retratado, el del régimen veteronazi del Baas apoyado por Rusia, y otro por retratar, el de los islamistas apoyados por saudíes, franceses y chiítas muy diversos, Obama ha decidido entrar en guerra, pero sólo un ratito, lo justo para salir dos días en la tele y reforzar su maltrecha imagen de líder del mundo libre. O sea, que lo que vamos a ver de la guerra de Occidente contra media Siria no es una guerra de verdad, es un anuncio para las legislativas americanas. Y una confirmación de que la pérdida de influencia de los USA en lo que suele llamarse el mundo árabe tiene raíces profundas. No sabe qué hacer y no sabe qué hacer para fingir que hace algo, pero sin correr el riesgo de intentarlo. No es una mala película, es un casting sin película, una fantasmagoría, un tráiler.

Después de desaparecer en Egipto como fuerza mediadora –recordemos a Obama, el bobo solemne del discurso islamófilo en la Universidad de El Cairo- los USA están igualmente desacreditados ante islamistas y militaristas, sunnitas y chiítas, y van camino de parecer la Legión Extranjera Saudí en Oriente Medio. Si en Egipto el wahabbismo saudí ha sido clave en el golpe militar contra los Hermanos Musulmanes –algo bueno tenían que hacer alguna vez- este empujón al feble Obama para bombardear Siria durante un par de días sólo puede conseguir un descrédito occidental todavía mayor.

Eso, a la larga, se traducirá en un apoyo menor a los petrosaudíes, porque en los USA tienen la sana costumbre de votar a sus representantes y en la Familia Real de Ryad, no. Y cuando se vea esta farsa petrobendecida de una cronointervención para debilitar a un bando sin darle la victoria a otro, el votante verá claro que Obama no sabe qué hacer, que USA gasta vidas y dinero a lo loco y que la Primavera Árabe ha concluido en Otoño Europeo –Hollande busca en Siria su propia Libia, como la ruinosa de Sarkozy- y en calamitoso Invierno Norteamericano. Sin ideas, sin estrategia, al albur de la televisión y de los lobbies de Washington, la primera potencia del mundo, el último valladar de la Libertad ofrece una imagen deplorable. La de Occidente, en fin. Donde, por cierto, España ya no pinta nada.

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