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Emilio Campmany

¿Es Podemos un peligro?

En efecto, Podemos es un peligro. Precisamente por ser un peligro, las terminales mediáticas del PP le han estado dando cancha.

En efecto, Podemos es un peligro. Precisamente por ser un peligro, las terminales mediáticas del PP le han estado dando cancha.

No cabe duda de que las ideas de Podemos constituyen un peligro. Hablamos de comunismo y es innecesario a estas alturas probar que el comunismo es antidemocrático. Además, allí donde ha gobernado, la democracia ha sido siempre inexistente. Siempre, sin excepciones. Así que, en efecto, Podemos es un peligro. Precisamente por ser un peligro, las terminales mediáticas del PP le han estado dando cancha, para atemorizar al huido elector del PP y que el miedo le haga volver al redil. Y si el miedo a Podemos ha de ser lo que haga que los viejos votantes del PP vuelvan a votar a Rajoy, Podemos ha de dar miedo de verdad.

Sin embargo, la pregunta podría formularse de otro modo. En caso de llegar Podemos al Gobierno, ¿permitirá la Unión Europea que Podemos desenvuelva su antidemocrático programa? Porque Pablo Iglesias podrá tener las intenciones que sea, pero no está claro que, estando España dentro de la Unión Europea, pueda hacer lo que tenga pensado hacer. Tsipras, supuesto alanceador de las medidas de austeridad, imaginado paladín del gasto público, soñado campeón del socialismo real, acabó aplicando sin rechistar todos los mandatos de austeridad, limitación del gasto y liberalización de la economía que ordenó Bruselas. Y con el aplauso de sus votantes. ¿Cabe esperar de un gobierno de Pablo Iglesias algo parecido?

Lo más probable es que sí. Sin embargo, no por eso deja de ser un peligro en cosas mucho más importantes que la economía. Pablo Iglesias es partidario del derecho a decidir, de hacer una especie de retro-transición que nos lleve hasta la II República de febrero de 1936, de transigir con el fundamentalismo islámico, de dar una salida política a las aspiraciones de la ETA, de someter la prensa a sus dictados. Incluso en el campo económico, mientras satisfaga las exigencias de Bruselas, podría imponer una colectivización que la Constitución de 1978 no es que permita, es que impulsa, pues nuestra ley de leyes se inspira en el socialismo europeo de la época en que la Unión Soviética era un referente. Claro que Rajoy ha tolerado la insubordinación independentista, la vigencia de la Ley de Memoria Histórica, que ETA esté en las instituciones, no ha combatido el Estado Islámico, no paró hasta lograr el despido de algunos periodistas que le incomodaban y subió los impuestos más que nadie.

Con todo, Pablo Iglesias es peor. ¿Debería el simpatizante de Ciudadanos votar entonces al PP para que D’Hondt haga imposible que Pablo Iglesias llegue al poder? Quizá. Pero eso sería tanto como hacer el juego a este PP que precisamente le dio un micrófono a Pablo Iglesias y lo bañó en millones de vatios de luz para que diera miedo y ese miedo condenara a España a vivir bajo este régimen corrupto y nepotista en el que la han hundido, primero Zapatero y luego Rajoy. Votar a Ciudadanos por no ser cómplice de las traiciones del gallego conlleva sin duda riesgos. Es problema de quien esté en el dilema calcularlos y decidir.

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