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Emilio Campmany

Feministas de boquilla

Los cuatro partidos de ámbito nacional son todos muy feministas. Entonces, ¿por qué sus máximos líderes son hombres?

Los cuatro partidos de ámbito nacional con representación parlamentaria se sienten convocados este 8 de marzo a renovar su adhesión al feminismo. Este año, lo hacen con una especial virulencia por la proximidad de las elecciones. Así pues, son todos muy feministas. Entonces, ¿por qué sus máximos líderes son hombres? Se me dirá que no es una cuestión de cuotas. El PP no defiende las cuotas y Ciudadanos, aunque con ellos depende de cómo les pilles, tampoco. Pero PSOE y Podemos son acérrimos defensores de un cupo feminista. Podemos puede ser disculpado porque lleva poco tiempo. Pero el PSOE lo ha tenido de sobra para imponer que se alternen las mujeres con los hombres en la secretaría general y no lo ha hecho. Ahora, aparte la contradicción que supone que partidos tan feministas estén mandados por hombres, hay mucho más.

El PP es el partido que más puestos y cargos importantes ha entregado a la gestión de mujeres. Es un mérito indiscutible. Sin embargo, hoy hay que poner de relieve que, cuando Aznar designó sucesor no consideró la posibilidad de nombrar a ninguna mujer. Esto, en sí mismo, no es un baldón. Lo es sin embargo que, habiendo tantas mujeres capaces en ese partido, eligiera a un incompetente varón que ha estado a punto de destrozar España y el partido. Luego, cuando finalmente se planteó su sucesión, había dos mujeres muy preparadas, que habían desempañado altísimos cargos en los Gobiernos del PP, disputándose el puesto. Y, sin embargo, fueron derrotadas por un varón, que había tenido cargos más grises. Se me contestará que fue precisamente eso, la lejanía con Rajoy, lo que le permitió a Casado hacerse con el liderazgo del partido. Es cierto, pero suena un poco machista que entre dos mujeres y un hombre se elija al menos preparado de los tres. Una falta de preparación la suya que además se hizo patente cuando se supo que su currículum estaba algo más que maquillado.

En Podemos, el cartel hortera y demodé de la vuelta del macho lo dice todo. Pero, por si no fuera bastante, hay que recordar que es un partido donde la dirección de un varón es indiscutida e indiscutible. Y, si es verdad que el número dos está reservado a una mujer en todo caso, lo está, no por ser mujer, sino por ser la pareja de Pablo Iglesias. Es todo muy machista.

En Ciudadanos, siempre confusos acerca de lo que son en general, y el modo en que son feministas, en particular, desmienten su supuesto feminismo en cuánto se contempla lo que hacen con Inés Arrimadas. Que esta mujer es la líder más valiosa de Ciudadanos es una evidencia tan abrumadora que nadie, propios o extraños, está en condiciones de discutirla. Y cómo constituye un evidente peligro para la dirección masculina del partido, el varón que es Albert Rivera dedica buena parte de su tiempo a socavar el prestigio que Arrimadas se ha ganado con su soberbia gestión. No le ha bastado obligar a su correligionaria a desdecirse de algunas de las cosas muy bien dichas que ha defendido. Ha creído oportuno que lo mejor, para acabar con el peligro que representa, era arrebatarle la dirección del partido en Cataluña y convertirla en diputada nacional, donde la sumisión jerárquica al líder es mucho más difícil de discutir.

Por último, el PSOE es el más hipócrita de todos. Como en el PP, Sánchez le arrebató la secretaría general a la mujer que se la disputaba. Y eso a pesar de tener un currículum tan escaso que ha tenido que proporcionarse un doctorado inmerecido con el que adornarlo. Susana Díaz no es Golda Meier, pero desde luego vale mucho más que el chisgarabís Sánchez. Y, sin embargo, en el muy feminista PSOE, es él quien manda. Pero, lo peor es lo que ha hecho con su vicepresidencia. Por supuesto, ha nombrado a una mujer. Pero ha elegido a la más torpe e incompetente que en la política española pueda hallarse. Este título no es nuevo. Las muchas escaseces de Calvo se hicieron ya evidentes en la época de Zapatero. Pero, las de Sánchez son tan enormes que cualquier otra mujer, no digamos si hubiera elegido alguna de las muy cualificadas que tiene el PSOE, podría haberle hecho sombra a tan vacuo personaje. Como se ve, son todos muy feministas, pero sólo de boquilla.

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