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Emilio Campmany

'Il sorpasso'

La posibilidad de que Cs supere al PP crece exponencialmente cuando se comprueba que las estrategias que pergeñan en Génova son claramente perdedoras.

La posibilidad de que Cs supere al PP crece exponencialmente cuando se comprueba que las estrategias que pergeñan en Génova son claramente perdedoras.
EFE

Cuentan las crónicas que en el PP están aterrorizados ante la relativamente alta probabilidad de que Ciudadanos les supere en las próximas elecciones. Hacen bien en temerlo, porque el sistema electoral español premia extraordinariamente a los dos primeros partidos y castiga, quizá injustamente, al tercero y al cuarto. Si las encuestas anuncian que Ciudadanos está a punto de superar al PP, muchos votantes populares, que continuaron siendo fieles gracias exclusivamente al argumento del voto útil, podrían fácilmente decidirse por Ciudadanos. No sólo, sino que incluso quienes continúen prefiriendo al PP pueden también votar a Ciudadanos si se convencen de que es la mejor forma de derrotar a la izquierda.

La posibilidad de que esto ocurra crece exponencialmente cuando se comprueba que las estrategias que pergeñan en Génova son claramente perdedoras. El principal problema del PP consiste en que, ostentando el Gobierno, no puede seducir a los electores sólo con la promesa de que hará lo que hasta ahora no ha hecho. Es cierto que carece de mayoría suficiente en el Congreso para garantizar el buen fin de ninguna iniciativa, pero reconocer que éste es el problema implica admitir que lo procedente es convocar elecciones y no seguir gobernando sin agenda. Además, está la evidencia de que, aunque ahora el Gobierno no pueda hacer nada, lo cierto es que tuvo mayoría absoluta y tampoco hizo mucho. El único argumento que puede alegar el Gobierno es que fue Rajoy quien nos sacó de la crisis. Pero esta alegación ha dejado de resultar decisiva por dos razones. Primero, porque es cierta sólo en parte, ya que a quien más hay que agradecerle que nos sacara de la crisis es a Mario Draghi. Y, segundo, porque lo que hoy preocupa a los electores del PP es que la nación, con crisis o sin ella, siga unida.

Es evidente que si las encuestas favorecen a Ciudadanos es por su firme actitud frente al desafío de los independentistas. Y si castigan al PP es por la vergonzante reacción del Gobierno. En Génova podrán decir que fueron ellos los que, aplicando el artículo 155, salvaron la situación. Pero la verdad es que Rajoy dijo desde el principio que no haría nada hasta tener el apoyo del PSOE. Mientras, Ciudadanos se quedó solo exigiendo el cumplimiento de la legalidad. De modo que no puede extrañar que el electorado piense que Ciudadanos está más resuelto que el PP a hacer frente a los nacionalistas.

La única forma que tienen los populares de hacer creíble un cambio de actitud que le reconciliara con su electorado es un cambio de líder, y quizá ni eso fuera suficiente sin la compañía de una bajada de impuestos. En cualquier caso, nada de eso se plantea. Si Ciudadanos lograra sacudirse los michelines izquierdistas que tanto le afean, el sorpasso sería posible. Pero Rivera sigue empeñado en ser atractivo para los votantes socialistas, al menos tanto como pueda serlo para los liberal-conservadores. No se da cuenta de que no hay forma de salvar las contradicciones en las que inevitablemente incurrirá intentando agradar a ambas clases de electores. Así que Rajoy parece que se salvará sin necesidad de hacer nada gracias a los errores del adversario. Lo de siempre.

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