L.D. / EFE.- Cambreleng aseguró que desde que aceptó la gerencia del Teatro "siempre" ha defendido la necesidad de que el Real tenga una compañía estable de danza, como otros grandes teatros de ópera, pero por razones "políticas y económicas" no es posible. El gerente considera que una compañía estable en el Real actuaría "como motor" para el desarrollo de la danza en España, "pero circunstancias por encima de mí hacen imposible que esto sea así", recalcó.
Aunque el nuevo Teatro Real, en funcionamiento desde hace cinco años, tras una profunda remodelación que lo convirtió en uno de los más modernos y mejor equipados del mundo, dispone de una sala de ensayos para bailarines, la falta de otras instalaciones -salas de calentamiento, masajes,...- dificultan la existencia de una compañía estable.
"La infraestructura física no es la óptima, y es así desde que abrió sus puertas el teatro. La actitud mental está más volcada en la ópera", agregó Cambreleng quien dijo que para tener una compañía de danza serían necesarias otras instalaciones próximas al actual edificio de la madrileña Plaza de Oriente.
En cualquier caso, el gerente del Real se lamentó de los "pobres resultados" que el ballet tiene en taquilla cuando se programa, de las dificultades que encuentran para vender entradas. De hecho, para los Ballets de Montecarlo, que el próximo sábado levantarán el telón de la quinta temporada, hay todavía a la venta más de ocho mil entradas, con precios que oscilan entre las 400 pesetas -de escasa o nula visibilidad- a las más de 18.000 que cuesta una butaca el día del estreno.
Cambreleng defiende estos precios y considera que la oferta es "variada y ponderada", lo que permite a todo tipo de público ver danza en "las mejores condiciones posibles". "El Real -insistió- programa compañías de primera categoría, en condiciones inmejorables. Y eso tiene un precio. No podemos cobrar tres mil pesetas por una butaca. Eso iría en demérito de las compañías que vienen aquí".
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Aunque el nuevo Teatro Real, en funcionamiento desde hace cinco años, tras una profunda remodelación que lo convirtió en uno de los más modernos y mejor equipados del mundo, dispone de una sala de ensayos para bailarines, la falta de otras instalaciones -salas de calentamiento, masajes,...- dificultan la existencia de una compañía estable.
"La infraestructura física no es la óptima, y es así desde que abrió sus puertas el teatro. La actitud mental está más volcada en la ópera", agregó Cambreleng quien dijo que para tener una compañía de danza serían necesarias otras instalaciones próximas al actual edificio de la madrileña Plaza de Oriente.
En cualquier caso, el gerente del Real se lamentó de los "pobres resultados" que el ballet tiene en taquilla cuando se programa, de las dificultades que encuentran para vender entradas. De hecho, para los Ballets de Montecarlo, que el próximo sábado levantarán el telón de la quinta temporada, hay todavía a la venta más de ocho mil entradas, con precios que oscilan entre las 400 pesetas -de escasa o nula visibilidad- a las más de 18.000 que cuesta una butaca el día del estreno.
Cambreleng defiende estos precios y considera que la oferta es "variada y ponderada", lo que permite a todo tipo de público ver danza en "las mejores condiciones posibles". "El Real -insistió- programa compañías de primera categoría, en condiciones inmejorables. Y eso tiene un precio. No podemos cobrar tres mil pesetas por una butaca. Eso iría en demérito de las compañías que vienen aquí".
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