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Emilio Campmany

¿Lo ves como eres tonto?

El presidente y quienes le aconsejan, especialmente Bolaños, son tontos de capirote.

El presidente y quienes le aconsejan, especialmente Bolaños, son tontos de capirote.
Félix Bolaños, ministro de Presidencia. | EFE

Las meteduras de pata a cuenta del espionaje fueron notables. Denunciado por los independentistas, la primera fue admitir sin más que lo había habido. Luego intentaron pasar ante la opinión pública de verdugos a víctimas denunciando que también ellos habían sido espiados. Cosa que no sirvió para nada porque los golpistas no se quejaron de haber sido espiados, sino de haberlo sido por orden de Sánchez. Entonces Bolaños, con su habitual torpeza, explicó que el CNI opera bajo la autoridad judicial en vez de a las órdenes del Ejecutivo, cuando es bien sabido que el CNI depende del Ejecutivo y la autorización judicial se limita a comprobar que está suficientemente justificada la escucha que el CNI se propone realizar, pero no la ordena ni, sobre todo, recibe la información que mediante ella se recaba. Quien la recibe es el Gobierno.

Como el truco no funcionó, a Bolaños se le ocurrió sacar en el órgano oficial del Gobierno grabaciones que Villarejo hizo de sus conversaciones con algunos líderes del PP a propósito del caso Bárcenas. No se sabe qué le han dado al excomisario a cambio de ellas, pero las supuestas revelaciones que las conversaciones contienen lograron durante un par de días tapar el escándalo del espionaje. Y en eso estaban cuando al patán de Sánchez se le ocurre llamar "piolines" a los policías que fueron a Cataluña a preservar el orden constitucional, calificativo despectivo que inventaron los golpistas aprovechando que parte de la fuerza fue trasladada a Barcelona en un barco de cruceros que llevaba dibujado en su casco el personaje. Fue necesario hacerlo así porque la situación en Cataluña era tal que no era posible alojarlos en hoteles por temor a su seguridad y a la de los propietarios de los alojamientos que se atrevieran a acogerlos.

Gracias a la torpeza de Sánchez, todo el esfuerzo por tapar la vergonzosa alianza que su Gobierno tiene con los partidos golpistas se fue a freír espárragos y ahora no se habla de otra cosa que del desprecio que Sánchez siente por nuestras fuerzas de orden público, a pesar de lo mucho que han hecho por protegerle a él y al resto de los miembros de su Gobierno de la muy justificada indignación popular.

Haber recurrido a la compra de unas grabaciones con el objetivo de tapar una metedura de pata y cometer otra aún más grave dejando sin interés las grabaciones que se han publicado no sólo demuestra el desprecio que sienten Sánchez y su Gobierno por los servidores públicos, especialmente si son policías y guardias civiles. No sólo sirve para exponer al escarnio público la catadura moral de los ministros de Interior y Defensa, que para más delito son jueces, que han callado ante la vergonzosa caricatura que su jefe ha hecho de sus abnegados subordinados. Sobre todo pone en evidencia que el presidente y quienes le aconsejan, especialmente Bolaños, son tontos de capirote.

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