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Emilio Campmany

Quieto parao

A lo mejor resulta que el tío tiene razón. Hoy he oído a uno de sus habituales críticos admitir que en lo de Cataluña lo está haciendo muy bien.

A lo mejor resulta que el tío tiene razón. Hoy he oído a uno de sus habituales críticos admitir que en lo de Cataluña lo está haciendo muy bien.
Imagen TV

Es fácil imaginar a Rajoy reunido con sus asesores, diciendo a los pocos que en algún momento se atrevieron a aconsejarle hacer algo: "¿Lo veis? ¿Veis como siempre lo mejor es no hacer nada?". Y a lo mejor resulta que el tío tiene razón. Hoy he oído a uno de sus habituales críticos admitir que en lo de Cataluña lo está haciendo muy bien. Aparte el hecho de que hacerlo muy bien está consistiendo en no hacer nada, no cabe duda de que el proceso de independencia se lo están cargando los independentistas sin necesidad de tener que despertar a Rajoy de la siesta.

Luego está el lío internacional que han provocado los atentados de París, donde Francia exige ayuda para combatir al Estado Islámico y el único que se la presta es Putin, mientras Obama dice que hay que seguir haciendo lo que hasta ahora. Aquí es verdad que a primera vista todo aconseja hacer lo que más le gusta a Rajoy, esto es, nada.

Sin embargo, hay que analizar los acontecimientos con un mínimo de seriedad. Aunque hoy parezca lo más probable, está por ver que el proceso de independencia de Cataluña vaya efectivamente a descarrilar. Pero si lo hace no será por la habilidad de Rajoy no haciendo nada, sino por el empeño de la CUP, que en estas últimas semanas está haciendo por la unidad de España mucho más de lo que Rajoy y su PP hayan podido hacer en estos últimos años. De estar la CUP controlada por el CNI, no podría estar haciéndolo mejor.

En cuanto a la situación internacional, aunque es cierto que es compleja y puede ser difícil decidir qué es mejor para nuestros intereses, si estar con Obama o con Hollande, lo cierto es que algo hay que decidir. Porque lo que en realidad está haciendo Rajoy no es adoptar la prudente posición de Obama, quien insiste en que basta apoyar a los grupos rebeldes que se oponen tanto a Bashar al Asad como al Estado Islámico. A lo que se está limitando Rajoy es a seguir de forma vergonzante, y quizá también vergonzosa, el viejo eslogan empleado por la izquierda contra Aznar y recuperado para la ocasión por Beatriz Talegón: "No a la guerra". Y con el Parlamento de Cataluña convertido en un circo y el "No a la guerra" espera Rajoy llegar sano y salvo al 20 de diciembre y seguir gobernando para poder continuar desenvolviendo su sabia política de no hacer nada.

Los expertos dicen que ambas circunstancias, la incapacidad de los independentistas de ponerse de acuerdo y la situación internacional, favorecen a Rajoy si acierta a no meter la pata de aquí al 20 de diciembre. No discuto que tengan razón, pero, si es así, hay que ver lo poco que dice de nuestro pueblo, naturalmente inclinado a seguir votando a quien ha demostrado que contra el independentismo catalán y el terrorismo islámico el único recurso de que dispone es el viejo aforismo tan nuestro de "Quieto parao".

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