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Emilio Campmany

Rajoy, el mejor para lidiar con Gibraltar

En este asunto, lo mejor que puede hacer España de momento es no hacer nada.

En este asunto, lo mejor que puede hacer España de momento es no hacer nada.
EFE

Tiene gracia la ocurrencia inglesa de recurrir a la Armada para defender su roca de nosotros. Todo el mundo sabe que España jamás defiende sus intereses con medios militares. Como mucho, protege los de los demás. Además, lo que les interesa a los llanitos es que les dejemos la Verja abierta y las líneas telefónicas que pasan sobre ella intactas. Casi más importantes son las líneas que la verja porque a través de ellas pasa el 60 por ciento del negocio del juego online británico. Cualquier baladronada de Londres tan sólo ayudaría a que España, a pesar de su habitual flojera, se decidiera a acabar con al menos una de las dos cosas.

Sin embargo, en este asunto, lo mejor que puede hacer España de momento es no hacer nada. Porque el problema de Gibraltar se lo han buscado los propios ingleses votando a favor de salirse de la UE. La verja se abrió para que Reino Unido no vetara nuestra entrada en el club. La UE nos impuso la ficción de que Gibraltar, que es colonia británica de ultramar, pertenece a la Unión. Así fue como se integró en el mercado único, con libre tránsito de personas y servicios (especialmente, los financieros). Lo único que se nos concedió fue restringir el tráfico de bienes por su especial régimen fiscal. Y si en la verja se siguen pidiendo los pasaportes es porque Reino Unido está fuera de Schengen, no en atención a nuestros intereses.

Una vez que se vayan, todo eso perderá su razón de ser. Entonces será la propia UE la que exigirá que ese territorio sea tratado como lo que inequívocamente va a ser, un territorio extracomunitario, diferenciado del propio Reino Unido. Dada su condición de paraíso fiscal, nadie en la Unión peleará para que conserve sus actuales privilegios. En esas condiciones, haga lo que haga España, es imposible que la economía de servicios de Gibraltar no sufra un duro golpe. Luego, nosotros tendremos que decidir si cerramos o no la verja. Pero, para eso, faltan dos años.

Así que, hoy por hoy, el problema de Gibraltar es mucho más inglés que español. Da pena ver al pobre Picardo decir que el Gobierno británico no cerrará ningún acuerdo que perjudique a Gibraltar. May no ha dicho eso. Ha dicho que tratará de alcanzar el mejor acuerdo posible para Reino Unido y para Gibraltar. Son cosas muy distintas. La prueba de lo poco que le preocupa el destino del pueblo gibraltareñoes que, en la carta con la que puso en marcha el Brexit, donde sí se acordó de Irlanda del Norte, se olvidó de mencionar a Gibraltar.

En todo caso, lo más probable es que para marzo de 2019 lo único que haya logrado la primera ministra es pactar cómo se va Reino Unido sin haber cerrado todavía ningún acuerdo de libre comercio. Entonces empezarán los problemas para Gibraltar sin que nosotros hayamos tenido que hacer casi nada. Para llegar a ese momento, tenemos al mejor presidente. Es un raro caso en el que tener a Rajoy es un chollo, porque es el que mejor garantiza que hasta entonces se hará lo mejor, que es no hacer nada.

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